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Isaías 66:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Cuando vean estas cosas, su corazón se alegrará. Florecerán como la hierba. Todos verán la mano de bendición del Señor sobre sus siervos, y su ira contra sus enemigos.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón y su cuerpo rejuvenecerá como la hierba. La mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores y hará que sus enemigos vean su enojo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y al verlo, vuestro corazón se regocijará, Y vuestros huesos reverdecerán como la hierba tierna; La mano de YHVH se manifestará a sus siervos, Y su ira sobre sus enemigos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Lo veréis y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos germinarán como el césped. Se manifestará la mano de Yahveh a sus siervos, y su cólera a sus adversarios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y su indignación contra sus enemigos.

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Isaías 66:14
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El pueblo de Israel será como poderosos guerreros, y sus corazones se alegrarán como si tomaran vino. Sus hijos también verán esto y se alegrarán; sus corazones se gozarán en el Señor.


El 19 de abril, levantamos el campamento junto al canal de Ahava y nos dirigimos a Jerusalén. La bondadosa mano de nuestro Dios nos protegió y nos salvó de enemigos y bandidos a lo largo del camino.


Pues me dio vergüenza pedirle al rey soldados y jinetes que nos acompañaran y nos protegieran de los enemigos durante el viaje. Después de todo, ya le habíamos dicho al rey que «la mano protectora de nuestro Dios está sobre todos los que lo adoran, pero su enojo feroz se desata contra quienes lo abandonan».


Había hecho arreglos para partir de Babilonia el 8 de abril, el primer día del nuevo año, y llegó a Jerusalén el 4 de agosto, pues la bondadosa mano de su Dios estaba sobre él.


El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas.


Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos.


Solo queda la terrible expectativa del juicio de Dios y el fuego violento que consumirá a sus enemigos.


Así que ahora ustedes tienen tristeza, pero volveré a verlos; entonces se alegrarán, y nadie podrá robarles esa alegría.


Entonces de nuevo podrán ver la diferencia entre los justos y los perversos, entre los que sirven a Dios y los que no lo hacen».


Escuchen este mensaje del Señor, ustedes que tiemblan ante sus palabras: «Su propio pueblo los odia y los expulsa por ser leales a mi nombre. “¡Que el Señor sea honrado! —se burlan—. ¡Alégrense en él!”. Pero ellos serán avergonzados.


El Señor los guiará continuamente; les dará agua cuando tengan sed y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se seca.


Pero los que mueren en el Señor vivirán; ¡sus cuerpos se levantarán otra vez! Los que duermen en la tierra se levantarán y cantarán de alegría. Pues tu luz que da vida descenderá como el rocío sobre tu pueblo, en el lugar de los muertos.


«Qué aflicción le espera a Asiria, la vara de mi ira. Yo la empleo como garrote para expresar mi enojo.


Como la bondadosa mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, nos enviaron a un hombre llamado Serebías junto con dieciocho de sus hijos y hermanos. Serebías era muy sagaz, un descendiente de Mahli, quien era descendiente de Leví, hijo de Israel.


Vienen desde países distantes, desde más allá de los horizontes lejanos. Son las armas del Señor para descargar su enojo; con ellas destruirá toda la tierra.


Ve a tu casa, pueblo mío, ¡y pon cerrojo a tus puertas! Escóndete por un breve tiempo, hasta que haya pasado el enojo del Señor.


¡Miren! El Señor viene desde muy lejos, ardiendo de enojo, rodeado de un humo espeso que sube. Sus labios están llenos de furia; sus palabras consumen como el fuego.


En cambio, verán a Sion como lugar de festivales sagrados; verán a Jerusalén, una ciudad tranquila y segura. Será como una carpa con las sogas tensas y con las estacas firmemente clavadas.


Pues el Señor está furioso contra las naciones; su furia es contra todos sus ejércitos. Los destruirá por completo; los condenará a ser masacrados.


Así es, habrá abundancia de flores, de cantos y de alegría. Los desiertos se pondrán tan verdes como los montes del Líbano, tan bellos como el monte Carmelo o la llanura de Sarón. Allí el Señor manifestará su gloria, el esplendor de nuestro Dios.


Lo hago para que todos los que vean este milagro comprendan lo que significa: que el Señor es quien lo ha hecho; el Santo de Israel lo ha creado.


El Señor marchará como un héroe poderoso; saldrá como guerrero lleno de furia. Lanzará su grito de batalla y aplastará a todos sus enemigos.


Los justos verán estas cosas y se alegrarán mientras los perversos son bruscamente silenciados.


Él pagará a sus enemigos por sus malas obras, y su furia caerá sobre sus adversarios; les dará su merecido hasta los confines de la tierra.


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