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Isaías 65:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 ahora yo los “destinaré” a ustedes a la espada. Todos ustedes se inclinarán delante del verdugo. Pues cuando los llamé, ustedes no me respondieron; cuando hablé, no me escucharon. Pecaron deliberadamente —ante mis propios ojos— y escogieron hacer lo que saben que yo desprecio».

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Biblia Reina Valera 1960

12 yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 yo los condeno a morir por la espada, y todos doblarán la rodilla para ser degollados. Porque llamé y nadie respondió, les hablé y nadie me hizo caso. Hicieron lo que yo considero como malo y eligieron lo que a mí no me gusta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Yo os destino a la espada, y todos os encorvaréis para el degüello: Porque llamé y no respondisteis; hablé y no escuchasteis, Hicisteis lo no grato ante mis ojos, escogisteis lo que no me complacía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 a vosotros os destino a la espada, todos os encorvaréis para el degüello, porque os llamé y no respondisteis', hablé y no escuchasteis, hicisteis lo que a mis ojos es malo, lo que no me agrada elegisteis.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Por tanto, yo os designaré a la espada, y todos vosotros os inclinaréis al matadero; por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis; sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que no me agrada.

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Isaías 65:12
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando ustedes cometían estas perversidades, dice el Señor, yo les hablé de ello repetidas veces, pero ustedes no quisieron escuchar. Los llamé, pero se negaron a contestar.


¿Por qué no había nadie cuando vine? ¿Por qué nadie respondió cuando llamé? ¿Se debe a que no tengo poder para rescatar? ¡No, no es esa la razón! ¡Pues yo puedo hablarle al mar y hacer que se seque! Puedo convertir los ríos en desiertos llenos de peces muertos.


Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron;


»El rey se puso furioso, y envió a su ejército para destruir a los asesinos y quemar su ciudad.


Cuando el banquete estuvo listo, el rey envió a sus sirvientes para llamar a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir!


¿No es este el mismo mensaje del Señor que los profetas proclamaron en años anteriores cuando Jerusalén y los pueblos de Judá estaban llenos de gente y el Neguev y las colinas de Judá estaban bien poblados?”».


»”Por lo tanto, esto dice el Señor: ya que ustedes me han desobedecido al no poner en libertad a sus compatriotas, yo los pondré a ustedes en libertad para ser destruidos por guerra, enfermedad y hambre. Serán objeto de horror para todas las naciones de la tierra.


¡Así que deja que sus hijos se mueran de hambre! ¡Deja que mueran a espada! Que sus esposas se conviertan en viudas, sin hijos. ¡Que sus ancianos se mueran por una plaga y que sus jóvenes sean muertos en batalla!


Los vigilo de cerca y veo cada pecado. No hay esperanza de que se escondan de mí.


Todo el día me insultan en mi propia cara al rendir culto a ídolos en sus huertos sagrados y al quemar incienso en altares paganos.


Ninguno de sus ídolos les dijo esto; ni uno respondió cuando pregunté.


En aquel día, el Señor tomará su espada veloz y terrible para castigar al Leviatán: la serpiente que se mueve con gran rapidez, la serpiente que se retuerce y se enrolla. Él matará al dragón del mar.


Irán tropezando como prisioneros o quedarán tendidos entre los muertos. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.


Los hombres de la ciudad morirán a espada, y sus guerreros morirán en batalla.


¡Lávense y queden limpios! Quiten sus pecados de mi vista. Abandonen sus caminos malvados.


Por fuera, la espada los matará, y por adentro, el terror los carcomerá, tanto a los muchachos como a las jovencitas, tanto a los niños como a los ancianos.


Enviaré ejércitos en su contra que llevarán a cabo la maldición del pacto que violaron. Cuando corran a sus ciudades buscando seguridad, les enviaré una plaga para destruirlos ahí mismo, y serán entregados en manos de sus enemigos.


Pero si se apartan y se niegan a escuchar, la espada de sus enemigos los devorará. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


Pues el Señor está furioso contra las naciones; su furia es contra todos sus ejércitos. Los destruirá por completo; los condenará a ser masacrados.


Y cuando mi espada haya terminado su trabajo en los cielos, caerá sobre Edom, la nación que he señalado para ser destruida.


La espada del Señor está empapada en sangre y cubierta de grasa, con la sangre de corderos y cabras, con la grasa de carneros preparados para el sacrificio. Sí, el Señor ofrecerá un sacrificio en la ciudad de Bosra y hará una gran matanza en Edom.


Aplasté a las naciones en mi enojo, las hice tambalear y caer al suelo, y derramé su sangre sobre la tierra».


El Señor castigará al mundo con fuego y con su espada. Juzgará a la tierra y muchos morirán a manos de él.


»Diles todo esto, pero no esperes que te escuchen. Adviérteles a gritos, pero no esperes que te hagan caso.


»Por lo tanto, esto dice el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Dado que ustedes se niegan a escuchar o a responder cuando llamo, enviaré sobre Judá y Jerusalén todos los desastres con que los amenacé”».


Derramaré mi venganza sobre las naciones que se niegan a obedecerme».


Sí, la verdad ha desaparecido y se ataca a todo el que abandona la maldad. El Señor miró y le desagradó descubrir que no había justicia.


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