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Isaías 64:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 No te enojes tanto con nosotros, Señor; por favor, no te acuerdes de nuestros pecados para siempre. Te pedimos que nos mires y veas que somos tu pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

9 No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Tus ciudades santas han quedado abandonadas; Sión está desierta, Jerusalén hecha una ruina.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¡No te excedas, en la ira, oh YHVH, Ni te acuerdes para siempre de la iniquidad! ¡Te lo rogamos, Pues todos nosotros somos pueblo tuyo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Tus santas ciudades están desiertas, Sión en desierto se ha convertido, Jerusalén, en desolación.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 No te enojes sobremanera, oh Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.

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Isaías 64:9
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces nosotros, tu pueblo, las ovejas de tu prado, te agradeceremos por siempre y para siempre, y alabaremos tu grandeza de generación en generación.


Después el diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego que arde con azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por siempre jamás.


Estos individuos son tan inútiles como manantiales secos o como la neblina que es llevada por el viento. Están condenados a la más negra oscuridad.


Los descendientes de Esaú en Edom podrán decir: «Hemos sido destrozados, pero reconstruiremos las ruinas». No obstante, el Señor de los Ejércitos Celestiales responde: «Puede ser que intenten reconstruirlas, pero yo las derribaré de nuevo. Su país será conocido como “tierra de perversidad” y su pueblo será llamado “el pueblo con quien el Señor está para siempre enojado”.


«He oído todo acerca de ti, Señor. Estoy maravillado por tus hechos asombrosos. En este momento de profunda necesidad, ayúdanos otra vez como lo hiciste en el pasado. Y en tu enojo, recuerda tu misericordia.


¿Por qué sigues olvidándonos? ¿Por qué nos has abandonado por tanto tiempo?


Así que corrígeme, Señor, pero, por favor, sé tierno; no me corrijas con enojo porque moriría.


Por lo tanto, ve y dale este mensaje a Israel. Esto dice el Señor: »“Oh Israel, mi pueblo infiel, regresa otra vez a mí, porque yo soy misericordioso. No estaré enojado contigo para siempre.


Algunas veces parece como si nunca te hubiéramos pertenecido; es como si nunca hubiéramos sido conocidos como tu pueblo.


»Vendrán extranjeros para reconstruir tus ciudades y sus reyes te servirán. Aunque te destruí en mi enojo, ahora tendré misericordia de ti por mi gracia.


Estaba enojado, así que castigué a este pueblo tan avaro. Me aparté de ellos, pero continuaron por su propio terco camino.


»Yo, sí, yo solo, borraré tus pecados por amor a mí mismo y nunca volveré a pensar en ellos.


Soy tuyo, ¡rescátame!, porque me he esforzado mucho en obedecer tus mandamientos.


¡Oh Señor, no me reprendas en tu enojo ni me disciplines en tu ira!


Oh Señor, no me reprendas en tu enojo ni me disciplines en tu ira.


Él dijo: «Ellos son mi pueblo. Ciertamente no volverán a traicionarme». Y se convirtió en su Salvador.


—¿Acaso piensan que el Señor no sabía que ustedes y sus antepasados, sus reyes y funcionarios y todo el pueblo quemaban incienso a los ídolos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?


¿O acaso nos has rechazado por completo? ¿Todavía estás enojado con nosotros?


»Entonces Israel ya no tendrá la tentación de confiar en la ayuda de Egipto. Egipto quedará tan devastado que servirá para recordarle a Israel la magnitud del pecado que cometió al haber confiado en Egipto en tiempos pasados. Entonces Israel sabrá que yo soy el Señor Soberano».


Haré que sus ciudades queden desoladas y destruiré sus lugares de culto pagano. No me agradaré de sus ofrendas, las cuales deberían ser un aroma agradable para mí.


Quemó por completo el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes de la ciudad.


Por poco tiempo tu pueblo santo poseyó tu lugar santo, y ahora nuestros enemigos lo han destruido.


El Señor rechazó su propio altar; desprecia su propio santuario. Entregó los palacios de Jerusalén a sus enemigos. Ellos gritan en el templo del Señor como si fuera un día de celebración.


porque Jerusalén está vacía y desolada; es un lugar donde merodean los chacales.


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