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Isaías 64:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Tus ciudades santas están destruidas. Sion es un desierto; sí, Jerusalén no es más que una ruina desolada.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Nuestro templo, santo y magnífico, en que te rezaban nuestros abuelos, ha sido consumido por el fuego; todo lo que nos hacía felices está ahora en ruinas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Tus santas ciudades son un desierto; Sión es un desierto, Jerusalem una desolación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Nuestra santa y espléndida casa, donde te alabaron nuestros padres, se ha vuelto pasto del fuego, y todas nuestras cosas más queridas en ruinas están.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Tus santas ciudades están desiertas, Sión es un desierto, Jerusalén una soledad.

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Isaías 64:10
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Su país yace en ruinas, y sus ciudades han sido incendiadas. Los extranjeros saquean sus campos frente a sus propios ojos y destruyen todo lo que ven a su paso.


Los matarán a espada o serán enviados cautivos a todas las naciones del mundo. Y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que el tiempo de los gentiles llegue a su fin.


Por causa de ustedes, el monte Sion quedará arado como un campo abierto; ¡Jerusalén será reducida a escombros! Un matorral crecerá en las cumbres, donde ahora se encuentra el templo.


El hombre vestido de lino —que estaba de pie sobre el río— levantó ambas manos hacia el cielo e hizo un juramento solemne por aquel que vive para siempre diciendo: —Durará por un tiempo, tiempos y medio tiempo. Cuando finalmente termine el quebrantamiento del pueblo santo, todas estas cosas habrán sucedido.


porque Jerusalén está vacía y desolada; es un lugar donde merodean los chacales.


Quemó por completo el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes de la ciudad.


Entonces los que estén en Judea huyan a las colinas. Los que estén en Jerusalén deben salir, y los que estén en el campo no deben volver a la ciudad.


Entonces yo dije: —Señor, ¿cuánto tiempo durará esto? Y él contestó: —Hasta que sus ciudades queden vacías, sus casas queden desiertas y la tierra entera quede seca y baldía;


aunque te llamas a ti misma la ciudad santa y dices que confías en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales.


¡Despierta, oh Sion, despierta! Vístete de fuerza. Ponte tus ropas hermosas, oh ciudad santa de Jerusalén, porque ya no volverá a entrar por tus puertas la gente impura que no teme a Dios.


Quemó por completo el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes de la ciudad.


El enemigo la saqueó por completo y se llevó todo lo valioso que poseía. Vio a los extranjeros profanar su templo sagrado, el lugar al que el Señor les había prohibido entrar.


Otros cuatro mil trabajarán como porteros, y cuatro mil alabarán al Señor con los instrumentos musicales que yo hice».


Por poco tiempo tu pueblo santo poseyó tu lugar santo, y ahora nuestros enemigos lo han destruido.


En medio de su tristeza y sus andanzas, Jerusalén recuerda su antiguo esplendor. Pero ahora ha caído en manos de su enemigo y no hay quien la ayude. Su enemigo la derribó y se burlaba cuando ella caía.


“¿Alguno de ustedes recuerda esta casa —este templo— con su antiguo esplendor? ¿Cómo se compara este con el otro? ¡No se parecen en nada!


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