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Isaías 62:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Las naciones verán tu justicia y los líderes del mundo quedarán cegados por tu gloria. Tú recibirás un nombre nuevo de la boca del Señor mismo.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Verán tu justicia las naciones, y los reyes contemplarán tu gloria y te llamarán con tu nombre nuevo, el que Yavé te habrá dado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Entonces las naciones verán tu justicia, Y todos los reyes, tu gloria. Y te será dado un nombre nuevo, Que la boca de YHVH pronunciará.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Verán las naciones tu justicia y todos los reyes tu gloria; te llamarán con un nombre nuevo que la boca de Yahveh pronunciará.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Entonces los gentiles verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.

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Isaías 62:2
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Serán llamados «El pueblo santo» y «El pueblo redimido por el Señor». Y Jerusalén será conocida como «El lugar deseable» y «La ciudad ya no abandonada».


Además, cambiaré tu nombre. Ya no será Abram, sino que te llamarás Abraham, porque serás el padre de muchas naciones.


»Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del maná que ha sido escondido en el cielo. Y le daré a cada uno una piedra blanca, y en la piedra estará grabado un nombre nuevo que nadie comprende aparte de aquel que lo recibe.


Esto dice el Señor: «Yo le daré a Jerusalén un río de paz y de prosperidad. Las riquezas de las naciones fluirán hacia ella. Sus hijos se alimentarán de sus pechos; serán llevados en sus brazos y sostenidos en sus piernas.


El nombre de ustedes será una maldición entre mi pueblo, porque el Señor Soberano los destruirá y llamará a sus verdaderos siervos por otro nombre.


Reyes y reinas te servirán y atenderán a todas tus necesidades. Se inclinarán hasta el suelo ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Entonces sabrás que yo soy el Señor. Los que confían en mí nunca serán avergonzados».


Entonces Dios le dijo a Abraham: «Con respecto a Sarai, tu esposa, su nombre no será más Sarai. A partir de ahora, se llamará Sara.


Nunca más te llamarán «La ciudad abandonada» ni «La tierra desolada». Tu nuevo nombre será «La ciudad del deleite de Dios» y «La esposa de Dios», porque el Señor se deleita en ti y te reclamará como su esposa.


Cuando lo encontró, lo llevó de regreso a Antioquía. Los dos se quedaron allí con la iglesia durante todo un año, enseñando a grandes multitudes. (Fue en Antioquía donde, por primera vez, a los creyentes los llamaron «cristianos»).


Realizaré una señal entre ellos y enviaré a los sobrevivientes a que lleven mi mensaje a las naciones: a Tarsis, a los libios y a los lidios (que son famosos arqueros), a Tubal y a Grecia y a todas las tierras más allá del mar que no han oído de mi fama ni han visto mi gloria. Allí declararán mi gloria ante las naciones.


Sus descendientes serán reconocidos y honrados entre las naciones. Todo el mundo se dará cuenta de que es un pueblo al que el Señor ha bendecido».


El Señor ha manifestado su santo poder ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.


Él dice: «Harás algo más que devolverme al pueblo de Israel. Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra».


—Tu nombre ya no será Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamado Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.


El remanente que quedó en Israel ocupará su lugar entre las naciones. Será como un león entre los animales del bosque, como un fuerte león joven entre los rebaños de ovejas y cabras que se abalanza sobre ellas y las desgarra sin nadie que las rescate.


En ese día Judá será salvo, y Jerusalén vivirá segura. Y este será su nombre: “El Señor es nuestra justicia”.


Reyes poderosos y grandes naciones colmarán todas tus necesidades, como si fueras un niño amamantado por una reina. Por fin sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Israel.


Pero deben seguir creyendo esa verdad y mantenerse firmes en ella. No se alejen de la seguridad que recibieron cuando oyeron la Buena Noticia. Esa Buena Noticia ha sido predicada por todo el mundo, y yo, Pablo, fui designado servidor de Dios para proclamarla.


que el Mesías sufriría y que sería el primero en resucitar de los muertos, y de esta forma anunciaría la luz de Dios tanto a judíos como a gentiles por igual».


El Señor le dijo: —Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles y a reyes, como también al pueblo de Israel;


Tus puertas permanecerán abiertas de día y de noche para recibir las riquezas de muchos países. Los reyes del mundo serán llevados como cautivos en un desfile victorioso.


A todos los que salgan vencedores, los haré columnas en el templo de mi Dios, y nunca tendrán que salir de allí. Yo escribiré sobre ellos el nombre de mi Dios, y ellos serán ciudadanos de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo y de mi Dios. Y también escribiré en ellos mi nuevo nombre.


El Señor anunció su victoria y reveló su justicia a toda nación.


Otra vez te daré buenos jueces, y consejeros sabios como los que antes tenías. Entonces Jerusalén volverá a ser llamada Centro de Justicia y Ciudad Fiel».


Abran las puertas a todos los que son justos; dejen entrar a los fieles.


Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé”».


Les daré —dentro de las paredes de mi casa— un recordatorio y un nombre, mucho más grande del que hijos o hijas pudieran darles. Pues el nombre que les doy es eterno; ¡nunca desaparecerá!


Beban abundantemente de su gloria, como bebe un pequeño hasta saciarse de los pechos consoladores de su madre».


¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las naciones de la tierra! ¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y prosperidad que le doy!


El Señor Soberano mostrará su justicia a las naciones del mundo. ¡Todos lo alabarán! Su justicia será como un huerto a comienzos de la primavera, cuando brotan las plantas por todas partes.


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