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Isaías 59:16 - Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que se interpuso él mismo para salvarlos con su brazo fuerte, sostenido por su propia justicia.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Vio que no había nadie y se sorprendió de que nadie interviniera. Entonces intervino personalmente y con la fuerza de su justicia,

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Vio que no había nadie, Se asombró de que no hubo quien se interpusiera.° Por lo que su propio brazo le dio la victoria, Y su misma justicia lo sostuvo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Vio que no había nadie, se asombró de que nadie interviniera. Entonces lo salvó su propio brazo, y su misma justicia lo sostuvo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera intercesor; por tanto, su propio brazo le trajo salvación, y le afirmó su misma justicia.

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Isaías 59:16
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

»”Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla de justicia que resguarda al país. Busqué a alguien que se pusiera en la brecha de la muralla para que yo no tuviera que destruirlos, pero no encontré a nadie.


Sin embargo, nadie invoca tu nombre ni te ruega misericordia. Por eso tú te apartaste de nosotros y nos entregaste a nuestros pecados.


Canten al Señor una nueva canción, porque ha hecho obras maravillosas. Su mano derecha obtuvo una poderosa victoria; su santo brazo ha mostrado su poder salvador.


Ninguno de sus ídolos les dijo esto; ni uno respondió cuando pregunté.


Y estaba asombrado de su incredulidad. Después Jesús fue de aldea en aldea enseñando a la gente.


El Señor ha manifestado su santo poder ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.


Por lo tanto, él declaró que los destruiría. Pero Moisés, su escogido, intervino entre el Señor y los israelitas; le suplicó que apartara su ira y que no los destruyera.


¿Por qué no había nadie cuando vine? ¿Por qué nadie respondió cuando llamé? ¿Se debe a que no tengo poder para rescatar? ¡No, no es esa la razón! ¡Pues yo puedo hablarle al mar y hacer que se seque! Puedo convertir los ríos en desiertos llenos de peces muertos.


«Corran por todas las calles de Jerusalén —dice el Señor—. Busquen arriba y abajo; ¡busquen por toda la ciudad! Si encuentran aunque sea a una sola persona justa y honrada, no destruiré la ciudad.


Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, porque hemos esperado en ti. Sé nuestro brazo fuerte cada día y nuestra salvación en los tiempos difíciles.


El enemigo corre al sonido de tu voz; cuando te pones en pie, ¡las naciones huyen!


Sí, el Señor Soberano viene con poder y reinará con brazo poderoso. Miren, él trae consigo su recompensa.


Mi misericordia y mi justicia ya se acercan; mi salvación viene en camino. Mi brazo fuerte hará justicia a las naciones. Las tierras lejanas me buscarán y con esperanza aguardarán mi brazo poderoso.


¿Quién me protegerá de los perversos? ¿Quién me defenderá de los malvados?


¡Despierta, oh Señor, despierta! ¡Vístete de fuerza! ¡Mueve tu poderoso brazo derecho! Levántate como en los días de antaño, cuando mataste a Egipto, al dragón del Nilo.


¿Quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso?


El Señor le ha jurado a Jerusalén por su propia fuerza: «Nunca más te entregaré a tus enemigos; nunca más vendrán guerreros extranjeros para llevarse tu grano y tu vino nuevo.


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