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Isaías 56:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Pues el Señor Soberano, que hace volver a los marginados de Israel, dice: Traeré a otros también, además de mi pueblo Israel».

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Biblia Reina Valera 1960

8 Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Esto dice el Señor Yavé, que reúne a todos los israelitas que estaban dispersos: Agregaré todavía más gente a todos los que ya se habían juntado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Palabra de Adonay YHVH, el que reúne muy juntos a los dispersos de Israel: Aún reuniré muy juntos a otros con los ya juntados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Oráculo del Señor Yahveh, que congrega a los dispersos de Israel: 'A los ya reunidos añadiré nuevos deportados'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Dice el Señor Jehová, el que reúne a los dispersos de Israel: Aun reuniré otros a él; además de los que están a él congregados.

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Isaías 56:8
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Además, tengo otras ovejas que no están en este redil, también las debo traer. Ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor.


Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recibiré de nuevo.


Y el plan es el siguiente: a su debido tiempo, Dios reunirá todas las cosas y las pondrá bajo la autoridad de Cristo, todas las cosas que están en el cielo y también las que están en la tierra.


»Ustedes, naciones del mundo, escuchen este mensaje del Señor; proclámenlo en las costas lejanas: El Señor, quien dispersó a su pueblo, lo reunirá y lo cuidará como hace un pastor con su rebaño.


El cetro no se apartará de Judá, ni la vara de mando de sus descendientes, hasta que venga aquel a quien le pertenece, aquel a quien todas las naciones honrarán.


Y no solo por esa nación, sino que también moriría para congregar y unir a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo.


«En aquel día venidero —dice el Señor— reuniré a los lisiados, a los que fueron desterrados, y a quienes he llenado de profundo dolor.


Entonces los pueblos de Judá e Israel se unirán, elegirán un solo líder y regresarán juntos del destierro. Qué gran día será —el día de Jezreel— cuando Dios plantará de nuevo a su pueblo en su tierra.


Te devolveré la salud y sanaré tus heridas —dice el Señor—, aunque te llamen desechada, es decir, “Jerusalén, de quien nadie se interesa”».


Esto dice el Señor Soberano: «Mira, les daré una señal a las naciones que no temen a Dios. Te traerán a tus hijos pequeños en sus brazos; traerán a tus hijas sobre los hombros.


¡Miren! Mi pueblo regresará desde muy lejos, desde tierras del norte y del occidente, y desde tan al sur como Egipto».


Les diré al norte y al sur: “Traigan a mis hijos e hijas de regreso a Israel desde los rincones más lejanos de la tierra.


El Señor reconstruye a Jerusalén y trae a los desterrados de vuelta a Israel.


¡Oh Señor nuestro Dios, sálvanos! Vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que podamos agradecer a tu santo nombre, alegrarnos y alabarte.


Desconcertados por esas palabras, los líderes judíos se preguntaban: «¿Adónde pensará ir? ¿Estará pensando salir del país e ir a los judíos dispersos en otras tierras? ¡Tal vez hasta les enseñe a los griegos!


Seré como un pastor que busca al rebaño esparcido. Encontraré a mis ovejas y las rescataré de todos los lugares por donde quedaron esparcidas ese día oscuro y nublado.


Él dice: «Harás algo más que devolverme al pueblo de Israel. Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra».


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