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Isaías 51:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 «Escúchame, pueblo mío; óyeme, Israel, porque mi ley será proclamada y mi justicia llegará a ser una luz para las naciones.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Pueblos, pónganme atención, y escúchenme, naciones, porque de mí saldrá la Ley y mis sentencias que serán la luz de los pueblos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¡Estadme atentos, pueblo mío, Prestadme oídos, nación mía!, Pues de mí sale la Ley, Y estableceré mi justicia para luz de los pueblos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Prestadme atención, pueblos, dadme oído, naciones: que de mí sale la enseñanza y mi derecho es luz de los pueblos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio descubriré para luz de los pueblos.

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Isaías 51:4
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.


Cuando estoy con los gentiles, quienes no siguen la ley judía, yo también vivo independiente de esa ley para poder llevarlos a Cristo; pero no ignoro la ley de Dios, obedezco la ley de Cristo.


Vendrá gente de muchas naciones y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas». Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra.


Él dice: «Harás algo más que devolverme al pueblo de Israel. Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra».


«Yo, el Señor, te he llamado para manifestar mi justicia. Te tomaré de la mano y te protegeré, y te daré a mi pueblo, los israelitas, como símbolo de mi pacto con ellos. Y serás una luz para guiar a las naciones.


Vendrá gente de muchas naciones y dirá: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos y andaremos en sus sendas». Pues la enseñanza del Señor saldrá de Sion, y su palabra, de Jerusalén.


Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas; abre tus oídos a lo que digo,


Él es una luz para revelar a Dios a las naciones, ¡y es la gloria de tu pueblo Israel!».


Abran las puertas a todos los que son justos; dejen entrar a los fieles.


Pues su mandato es una lámpara y su instrucción es una luz; su disciplina correctiva es el camino que lleva a la vida.


No ha hecho esto con ninguna otra nación; las demás naciones no conocen sus ordenanzas. ¡Alabado sea el Señor!


Déjame tener parte en la prosperidad de tus elegidos. Permite que me alegre por el gozo de tu pueblo; concédeme alabarte con los que son tu herencia.


«Oh pueblo mío, escucha cuando te hablo. Estas son las acusaciones que tengo contra ti, oh Israel: ¡yo soy Dios, tu Dios!


Qué alegría para la nación cuyo Dios es el Señor, cuyo pueblo él eligió como herencia.


Si es cierto que me miras con buenos ojos, permíteme conocer tus caminos, para que pueda comprenderte más a fondo y siga gozando de tu favor. Y recuerda que esta nación es tu propio pueblo.


Ustedes serán mi reino de sacerdotes, mi nación santa”. Este es el mensaje que debes transmitir a los hijos de Israel».


Levantaré un profeta como tú de entre sus hermanos israelitas. Pondré mis palabras en su boca, y él dirá al pueblo todo lo que yo le ordene.


Sion será restaurada por medio de la justicia; los que se arrepientan serán revividos por la rectitud.


Señor, mostramos nuestra confianza en ti al obedecer tus leyes; el deseo de nuestro corazón es glorificar tu nombre.


Pues el Señor es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey; él cuidará de nosotros y nos salvará.


Debido a que el Señor es justo, él ha exaltado su ley gloriosa;


»Vengan a mí con los oídos bien abiertos. Escuchen, y encontrarán vida. Haré un pacto eterno con ustedes. Les daré el amor inagotable que le prometí a David.


Él dijo: «Ellos son mi pueblo. Ciertamente no volverán a traicionarme». Y se convirtió en su Salvador.


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