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Isaías 49:15 - Biblia Nueva Traducción Viviente

15 «¡Jamás! ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho? ¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz? Pero aun si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes.

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Biblia Reina Valera 1960

15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Pero, ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque alguna lo olvidase, yo nunca me olvidaría de ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 ¿Se olvidará una madre de lo que dio a luz? ¿Dejará de amar al hijo de sus entrañas? Pues aunque éstas lleguen a olvidar, Yo nunca me olvidaré de ti.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 ¿Olvida una mujer a su niño, una madre al hijo de sus entrañas? Pues aunque ellas lo olvidaran, yo no me olvidaría de ti.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 ¿Se olvidará la mujer de su niño de pecho, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.

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Isaías 49:15
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«Presta atención, oh Jacob, porque tú eres mi siervo, oh Israel. Yo, el Señor, te hice y no te olvidaré.


El Señor es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen.


Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan.


»Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo;


»¿No es aún Israel mi hijo, mi hijo querido? —dice el Señor—. A menudo tengo que castigarlo, pero aun así lo amo. Por eso mi corazón lo anhela y ciertamente le tendré misericordia.


«Ellos serán mi pueblo —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—. El día en que yo venga para juzgar, serán mi tesoro especial. Les tendré compasión así como un padre le muestra compasión a un hijo obediente.


Mujeres de buen corazón han cocinado a sus propios hijos; los comieron para sobrevivir el sitio.


Hasta los chacales amamantan a sus cachorros, pero mi pueblo Israel no lo hace; ignoran los llantos de sus hijos, como los avestruces del desierto.


No quieren entrar en razón, no cumplen lo que prometen, son crueles y no tienen compasión.


Entonces comerán la carne de sus propios hijos e hijas.


Sus propias madres se olvidan de ellos. Los gusanos los encontrarán dulces al paladar. Nadie se acordará de ellos. Los malvados son quebrantados como un árbol en medio de la tormenta.


Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca.


¿Se ha olvidado Dios de ser bondadoso? ¿Habrá cerrado de un portazo la entrada a su compasión? Interludio


Oh hijo mío, oh hijo de mi vientre, oh hijo de mis votos,


Pero el Señor tendrá misericordia de los descendientes de Jacob y una vez más elegirá a Israel como su pueblo especial. Lo hará regresar para que se establezca otra vez en su propia tierra. Y gente de varias naciones vendrá para encontrarse con ellos y unirse al pueblo de Israel.


Sin embargo, Jerusalén dice: «El Señor me ha abandonado; el Señor me ha olvidado».


El Señor no abandonará a su pueblo, porque eso traería deshonra a su gran nombre. Pues le agradó al Señor hacerlos su pueblo.


Pues las montañas podrán moverse y las colinas desaparecer, pero aun así mi fiel amor por ti permanecerá; mi pacto de bendición nunca será roto —dice el Señor, que tiene misericordia de ti—.


Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales no ha abandonado a Israel ni a Judá. Todavía es su Dios, aunque su tierra se llenó de pecado contra el Santo de Israel».


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