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Isaías 48:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Sí, te diré cosas completamente nuevas; cosas que nunca antes habías oído. Pues conozco muy bien lo traidora que eres; fuiste rebelde desde tu nacimiento.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído; porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Tú nada de ellas habías escuchado o sabido, ni habían llegado con anticipación a tus oídos; porque yo sabía lo infiel que eres, que desde el seno de tu madre te llaman 'el rebelde'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Nada oíste acerca de ellas, ni las conociste, Aún no estaba abierto tu oído, Porque Yo sabía que tú actuarías deslealmente; Tanto, que desde el seno materno se te llamó rebelde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Ni lo habías oído ni sabido, ni tu oído estaba abierto, porque yo sabía que siempre traicionas y que eres rebelde desde el seno materno.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Sí, no las habías oído, ni las habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído; porque yo sabía que habrías de ser desleal, y desde el vientre transgresor has sido llamado.

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Isaías 48:8
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Estos malvados son pecadores de nacimiento; desde que nacieron mienten y siguen su propio camino.


Judá ha sido infiel y se ha hecho una cosa detestable en Israel y en Jerusalén. Los hombres de Judá han contaminado el amado santuario del Señor, al casarse con mujeres que rinden culto a ídolos.


Traicionaron el honor del Señor, engendrando hijos que no son de él. Ahora su falsa religión los devorará junto con sus riquezas.


¿A quién puedo advertir? ¿Quién escuchará cuando yo hable? Tienen sordos los oídos y no pueden oír. Ellos desprecian la palabra del Señor. No quieren escuchar para nada.


Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás.


Los pueblos de Israel y Judá están llenos de traición contra mí —dice el Señor—.


Sin embargo, me fuiste infiel, ¡pueblo de Israel! Has sido como una esposa infiel que deja a su marido. Yo, el Señor, he hablado”».


El Señor Soberano me habló, y yo lo escuché; no me he rebelado, ni me he alejado.


Pues yo sé lo terca y obstinada que eres; tu cuello es tan inflexible como el hierro y tu cabeza es tan dura como el bronce.


»¡No olviden esto! ¡Ténganlo presente! Recuérdenlo, ustedes los culpables.


Oh Señor, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado. Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo; entonces quedarán avergonzados. Que tu fuego consuma a tus enemigos.


Veo una visión aterradora: veo al traidor traicionando, al destructor destruyendo. Adelante, ustedes, elamitas y medos: ataquen y asedien. Yo pondré fin a todos los gemidos que provocó Babilonia.


Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre.


No te deleitas en los sacrificios ni en las ofrendas. Ahora que me hiciste escuchar, finalmente comprendo: tú no exiges ofrendas quemadas ni ofrendas por el pecado.


Pero igual que Adán, ustedes rompieron mi pacto y traicionaron mi confianza.


“Escucha, gente necia y sin sentido común, que tiene ojos que no ven, y oídos que no oyen.


¡Qué aflicción les espera a ustedes, asirios, que han destruido a otros, pero nunca han sido destruidos! Traicionan a los demás, pero nunca han sido traicionados. Cuando terminen de destruir, serán destruidos. Cuando terminen de traicionar, serán traicionados.


Por lo tanto, él derramó su furia sobre ellos y los destruyó en batalla. Las llamas los envolvieron, pero aun así se negaron a entender. El fuego los consumió, pero no aprendieron su lección.


Por eso te alcanzará el desastre, y serás incapaz de alejarlo por medio de encantos. La calamidad caerá sobre ti, y no podrás comprar tu libertad. Una catástrofe te sorprenderá, una para la cual no estás preparada.


Son totalmente nuevas; no son del pasado. Así que no podrás decir: “¡Eso ya lo sabíamos!”.


¿De quién se burlan haciendo muecas y sacando la lengua? ¡Hijos de pecadores y mentirosos!


El rendir culto a dioses ajenos consume sus fuerzas, pero ellos ni cuenta se dan. Su cabello se ha encanecido, pero no se dan cuenta de que están viejos y débiles.


El Señor le dijo a Moisés: «Estás por morir y vas a reunirte con tus antepasados. Cuando ya no estés aquí, los israelitas comenzarán a rendir culto a dioses ajenos, los dioses de la tierra a la cual se dirigen. Me abandonarán y romperán el pacto que hice con ellos.


En esos días esconderé mi rostro de ellos debido a toda la maldad que cometen al rendir culto a otros dioses.


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