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Isaías 48:19 - Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Tus descendientes habrían sido como la arena del mar, ¡imposibles de contar! No habría sido necesario destruirte ni cortar el nombre de tu familia».

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Biblia Reina Valera 1960

19 Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído de mi presencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 y tus hijos, numerosos como los granos de arena, y tu nombre no sería nunca arrancado o borrado de mi vista.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Tu descendencia sería como la arena, Como sus granos, los vástagos de tus entrañas, Y tu nombre nunca sería cortado ni destruido delante de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 tu estirpe habría sido como la arena, y como sus granos los vástagos de tus entrañas; no habría sido raído ni extirpado tu nombre de mi presencia'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Tu simiente también habría sido como la arena, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; su nombre nunca habría sido cortado, ni borrado de mi presencia.

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Isaías 48:19
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero aunque los hijos de Israel son tan numerosos como la arena a la orilla del mar, solo un remanente regresará. El Señor, con razón, ha decidido destruir a su pueblo.


ciertamente te bendeciré. Multiplicaré tu descendencia hasta que sea incontable, como las estrellas del cielo y la arena a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos;


Con respecto a Israel, el profeta Isaías clamó: «Aunque los hijos de Israel son tan numerosos como la arena a la orilla del mar, solo un remanente se salvará.


»Sin embargo, llegará el día cuando el pueblo de Israel será como la arena a la orilla del mar, ¡imposible de contar! Así que en el lugar donde se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, se dirá: “Ustedes son hijos del Dios viviente”.


Y así como no se pueden contar las estrellas de los cielos ni se puede medir la arena a la orilla del mar, así multiplicaré los descendientes de mi siervo David y de los levitas que ministran ante mí».


Aplastaré a Judá y a Jerusalén con mi puño y destruiré todo rastro del culto a Baal. Acabaré con todos los sacerdotes idólatras, para que se borre hasta el recuerdo de ellos.


»Tan cierto como que mis cielos nuevos y mi tierra nueva permanecerán, así también ustedes serán mi pueblo para siempre, con un nombre que nunca desaparecerá —dice el Señor—.


Les daré —dentro de las paredes de mi casa— un recordatorio y un nombre, mucho más grande del que hijos o hijas pudieran darles. Pues el nombre que les doy es eterno; ¡nunca desaparecerá!


Sin embargo, por el amor y la honra de mi nombre, contendré mi enojo y no te aniquilaré.


Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «¡Yo, yo mismo me he levantado contra Babilonia! Destruiré a sus hijos, y a los hijos de sus hijos —dice el Señor—.


Por lo tanto, en un solo día el Señor destruirá tanto la cabeza como la cola, la noble rama de palma y el humilde junco.


Que toda su descendencia muera; que el nombre de su familia quede borrado en la próxima generación.


Reprendiste a las naciones y destruiste a los malvados; borraste sus nombres para siempre.


entonces desarraigaré a Israel de la tierra que le he dado. Rechazaré este templo que hice santo para honrar mi nombre. Haré que Israel sea objeto de burla y de ridículo entre las naciones;


Además, junto con la tierra adquirí a Rut, la viuda moabita de Mahlón, para que sea mi esposa. De este modo ella podrá tener un hijo para que el nombre de la familia de su difunto esposo continúe y herede aquí, en su pueblo natal, la propiedad de su familia. Hoy todos ustedes son testigos.


Pues cuando los cananeos y todos los demás pueblos de la región oigan lo que pasó, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la faz de la tierra. Y entonces, ¿qué pasará con la honra de tu gran nombre?


¡Y te daré tantos descendientes que, como el polvo de la tierra, será imposible contarlos!


Tendrás muchos hijos; ¡tus descendientes serán tan abundantes como la hierba!


Pues derramaré agua para calmar tu sed y para regar tus campos resecos; derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes, y mi bendición sobre tus hijos.


Prosperarán como la hierba bien regada, como sauces en la ribera de un río.


Pues pronto estarás llena a rebosar; tus descendientes ocuparán otras naciones y repoblarán las ciudades en ruinas.


Quítate del medio, para que lo destruya y borre su nombre de la faz de la tierra. Luego haré una nación poderosa con tus descendientes, una nación más fuerte y numerosa que esta gente”.


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