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Isaías 46:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Hay quienes derrochan su plata y su oro y contratan a un artesano para que de estos les haga un dios. Luego, ¡se inclinan y le rinden culto!

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Biblia Reina Valera 1960

6 Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Pero la gente saca el oro de su cartera y lo pesan, con la plata, en la balanza. Le pagan a un joyero para que les haga un dios al que adoran y delante del cual se tiran al suelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Sacan oro de la bolsa, pesan plata en la balanza, Contratan a un orfebre que haga de ello un dios, Se postran y lo adoran,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Los que malgastan el oro de la bolsa y la plata en la balanza sopesan, contratan a un orfebre que haga con ello un dios, ante él se inclinan, se postran,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Sacan oro del talego, y pesan plata en la balanza, pagan a un platero para que haga un dios de ello, y se postran y lo adoran.

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Isaías 46:6
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y, como esto es cierto, no debemos pensar en Dios como un ídolo diseñado por artesanos y hecho de oro, plata o piedra.


¡Toda la raza humana es necia y le falta conocimiento! Los artesanos quedan deshonrados por los ídolos que hacen, porque sus obras hechas con tanto esmero son un fraude. Estos ídolos no tienen ni aliento ni poder.


Traen láminas de plata desde Tarsis y oro desde Ufaz, y les entregan esos materiales a hábiles artesanos que hacen sus ídolos. Luego visten estos dioses con ropas de púrpura y azul real hechas por sastres expertos.


La tierra está llena de ídolos. El pueblo rinde culto a cosas que hizo con sus propias manos.


Entonces, siguiendo la recomendación de sus consejeros, el rey hizo dos becerros de oro. Después dijo a la gente: «Para ustedes es muy complicado ir hasta Jerusalén a adorar. Miren, israelitas, ¡estos son los dioses que los sacaron de Egipto!».


»Reúnanse y vengan, fugitivos de las naciones vecinas. ¡Qué necios son los que llevan consigo sus ídolos de madera y dirigen sus oraciones a dioses que no pueden salvarlos!


Entonces destruirás todos tus ídolos de plata y tus valiosas imágenes de oro. Los desecharás como trapos sucios, y les dirás: «¡Adiós y hasta nunca!».


Una sequía afectará el suministro de agua y hará que se seque. ¿Y por qué? Porque toda la tierra está llena de ídolos y la gente está locamente enamorada de ellos.


El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro que medía veintisiete metros de altura y dos metros y medio de ancho y la levantó sobre la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.


Ahora siguen pecando, haciendo ídolos de plata, imágenes hábilmente formadas por manos humanas. «¡Ofrézcanles sacrificios —gritan— y besen a ídolos que tienen forma de becerros!».


¡Qué pronto se apartaron de la forma en que les ordené que vivieran! Fundieron oro y se hicieron un becerro, y se inclinaron ante él y le ofrecieron sacrificios. Andan diciendo: “Oh Israel, estos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto”.


Tienen manos pero no pueden sentir, tienen pies pero no pueden caminar, y tienen garganta pero no pueden emitir sonidos.


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