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Isaías 45:22 - Biblia Nueva Traducción Viviente

22 ¡Que todo el mundo me busque para la salvación!, porque yo soy Dios; no hay otro.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Vuélvanse a mí para que se salven, desde cualquier parte del mundo, pues ¡yo soy Dios y no tengo otro igual!

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Miradme, y sed salvos en todos los confines de la tierra, Porque Yo soy ’Elohim, Y no hay ningún otro.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Volved a mí y seréis salvos, confines todos de la tierra; que yo soy Dios y no hay otro.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.

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Isaías 45:22
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pues la voluntad de mi Padre es que todos los que vean a su Hijo y crean en él tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el día final.


En cuanto a mí, busco la ayuda del Señor. Espero confiadamente que Dios me salve, y con seguridad mi Dios me oirá.


Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios.


»Entonces derramaré un espíritu de gracia y oración sobre la familia de David y sobre los habitantes de Jerusalén. Me mirarán a mí, a quien atravesaron, y harán duelo por él como por un hijo único. Se lamentarán amargamente como quien llora la muerte de un primer hijo varón.


Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda».


Consulten entre ustedes, defiendan su causa; reúnanse y resuelvan qué decir. ¿Quién dio a conocer estas cosas desde hace mucho? ¿Cuál de los ídolos alguna vez les dijo que iban a suceder? ¿Acaso no fui yo, el Señor? Pues no hay otro Dios aparte de mí, un Dios justo y Salvador; fuera de mí no hay otro.


mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Él dice: «Harás algo más que devolverme al pueblo de Israel. Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra».


Fielmente respondes a nuestras oraciones con imponentes obras, oh Dios nuestro salvador. Eres la esperanza de todos los que habitan la tierra, incluso de los que navegan en mares distantes.


Yo, Simón Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo, les escribo esta carta a ustedes, que gozan de la misma preciosa fe que tenemos. Esta fe les fue concedida debido a la justicia e imparcialidad de Jesucristo, nuestro Dios y Salvador.


Puedo contar cada uno de mis huesos; mis enemigos me miran fijamente y se regodean.


¡Miren! Mi pueblo regresará desde muy lejos, desde tierras del norte y del occidente, y desde tan al sur como Egipto».


Esto dice el Señor Soberano, el Santo de Israel: «Ustedes se salvarán solo si regresan a mí y descansan en mí. En la tranquilidad y en la confianza está su fortaleza; pero no quisieron saber nada de esto.


Les diré al norte y al sur: “Traigan a mis hijos e hijas de regreso a Israel desde los rincones más lejanos de la tierra.


El Señor ha manifestado su santo poder ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.


Tú también darás órdenes a naciones que no conoces, y pueblos desconocidos vendrán corriendo a obedecerte, porque yo, el Señor tu Dios, el Santo de Israel, te hice glorioso».


Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo; llámenlo ahora, mientras está cerca.


Todas las naciones vendrán a tu luz; reyes poderosos vendrán para ver tu resplandor.


«Yo puedo ver lo que están haciendo y sé lo que están pensando. Por eso reuniré a todas las naciones y a todos los pueblos, y ellos verán mi gloria.


En ese día Judá será salvo, y Jerusalén vivirá segura. Y este será su nombre: “El Señor es nuestra justicia”.


«He sido el Señor tu Dios desde que te saqué de Egipto. No debes reconocer a ningún otro Dios aparte de mí, porque no hay otro salvador.


Y él se levantará para dirigir a su rebaño con la fuerza del Señor y con la majestad del nombre del Señor su Dios. Entonces su pueblo vivirá allí tranquilo, porque él es exaltado con honores en todas partes.


Pues el poder de la realeza pertenece al Señor; él gobierna a todas las naciones.


Con tu poder formaste las montañas y te armaste de una fuerza poderosa.


Que intenten decirnos lo que sucedió hace mucho tiempo, para que podamos examinar las pruebas. O que nos digan lo que nos depara el futuro, para que podamos saber lo que sucederá.


Yo soy el Señor; no hay otro Dios. Te he preparado para la batalla, aunque tú ni siquiera me conoces,


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