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Isaías 45:19 - Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Yo proclamo firmes promesas en público; no susurro cosas oscuras en algún rincón escondido. No le habría dicho al pueblo de Israel que me buscara si no fuera posible encontrarme. Yo, el Señor, solo digo la verdad, y solo declaro lo correcto.

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Biblia Reina Valera 1960

19 No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 asimismo no he hablado en secreto, - en algún rincón oscuro; y no he dicho a la raza de Jacob: 'Búsquenme, pero todo será confusión', - pues yo, Yavé, digo lo que es justo y hablo sin rodeos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 No hablé a escondidas en un país oscuro, Ni dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy YHVH, que hablo justicia, que anuncio rectitud.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 No hablé en lo escondido, ni en lugar tenebroso de la tierra. No dije a la estirpe de Jacob: 'Buscadme en el caos'. Yo soy Yahveh, que digo verdad y declaro lo que es justo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la simiente de Jacob: En vano me buscáis. Yo Jehová hablo justicia, y declaro lo que es recto.

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Isaías 45:19
45 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Acérquense y escuchen esto: desde el principio les he dicho con claridad lo que sucedería». Ahora, el Señor Soberano y su Espíritu me han enviado con este mensaje.


Ahora bien, esto es lo que el Señor dice a la familia de Israel: «¡Vuelvan a buscarme y vivan!


Jesús contestó: «Todos saben lo que enseño. He predicado con frecuencia en las sinagogas y en el templo, donde se reúne el pueblo. No he hablado en secreto.


Toda palabra de Dios demuestra ser verdadera. Él es un escudo para todos los que buscan su protección.


Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.


Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer.


El Señor detesta el sacrificio de los perversos, pero se deleita con las oraciones de los íntegros.


Los humildes verán a su Dios en acción y se pondrán contentos; que todos los que buscan la ayuda de Dios reciban ánimo.


Tal vez alguien les diga: «Preguntemos a los médiums y a los que consultan los espíritus de los muertos; con sus susurros y balbuceos nos dirán qué debemos hacer». Pero ¿acaso no deberá el pueblo pedirle a Dios que lo guíe? ¿Deberían los vivos buscar orientación de los muertos?


Cuando levanten las manos para orar, no miraré; aunque hagan muchas oraciones, no escucharé, porque tienen las manos cubiertas con la sangre de víctimas inocentes.


Pero sigo orando a ti, Señor, con la esperanza de que esta vez me muestres tu favor. En tu amor inagotable, oh Dios, responde a mi oración con tu salvación segura.


»Así que ahora, con Dios como nuestro testigo, y a la vista de todo Israel —la asamblea del Señor— les doy este encargo. Asegúrense de obedecer todos los mandatos del Señor su Dios, para que esta buena tierra siga en su posesión y la dejen para sus hijos en herencia permanente.


Mientras Jesús enseñaba en el templo, exclamó: «Es cierto, ustedes me conocen y saben de dónde provengo, pero no estoy aquí por mi propia cuenta. El que me envió es veraz, y ustedes no lo conocen;


Sin embargo, está aquí hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que nuestros líderes ahora creen que es el Mesías?


¿Quién es este que viene desde Edom, desde la ciudad de Bosra, con sus ropas teñidas de rojo? ¿Quién es este que lleva vestiduras reales y marcha en su gran fuerza? «¡Soy yo, el Señor, proclamando su salvación! ¡Soy yo, el Señor, quien tiene el poder para salvar!».


He jurado por mi propio nombre; he dicho la verdad y no faltaré a mi palabra: toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua me declarará su lealtad».


La Sabiduría clama a los que están reunidos frente a la entrada de la ciudad y a las multitudes por la calle principal:


Gente así puede buscarte y adorar en tu presencia, oh Dios de Jacob. Interludio


Las promesas del Señor son puras como la plata refinada en el horno, purificada siete veces.


Pues me dio vergüenza pedirle al rey soldados y jinetes que nos acompañaran y nos protegieran de los enemigos durante el viaje. Después de todo, ya le habíamos dicho al rey que «la mano protectora de nuestro Dios está sobre todos los que lo adoran, pero su enojo feroz se desata contra quienes lo abandonan».


y salió al encuentro del rey Asa cuando este volvía de la batalla. «¡Escúcheme, Asa! —le gritó—. ¡Escuchen, todos ustedes de Judá y de Benjamín! ¡El Señor permanecerá con ustedes mientras ustedes permanezcan con él! Cada vez que lo busquen, lo encontrarán; pero si lo abandonan, él los abandonará a ustedes.


Él es la Roca; sus obras son perfectas. Todo lo que hace es justo e imparcial. Él es Dios fiel; nunca actúa mal. ¡Qué justo y recto es él!


»El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce. No se nos pedirá cuenta de ellos. Sin embargo, nosotros y nuestros hijos somos responsables por siempre de todo lo que se nos ha revelado, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de estas instrucciones.


¡Escúchenme! Tengo cosas importantes que decirles. Todo lo que digo es correcto,


Cuando Dios comenzó a matarlos, finalmente lo buscaron. Se arrepintieron y tomaron en serio a Dios.


Primero predije tu rescate, y después te salvé y lo proclamé ante el mundo. Ningún dios extranjero jamás lo ha hecho. Tú, Israel, eres testigo de que yo soy el único Dios —dice el Señor—.


No tiemblen; no tengan miedo. ¿Acaso no proclamé mis propósitos para ustedes hace mucho tiempo? Ustedes son mis testigos: ¿hay algún otro Dios? ¡No! No hay otra Roca, ni una sola».


En el Señor, todas las generaciones de Israel serán justificadas, y en él se enorgullecerán.


Conservaré un remanente del pueblo de Israel y de Judá, para que posea mi tierra. Aquellos a quienes yo escoja la heredarán y mis siervos vivirán allí.


»¡Oh pueblo mío, presta atención a las palabras del Señor! ¿Acaso he sido como un desierto para Israel? ¿Acaso le he sido una tierra de tinieblas? Entonces díganme por qué mi pueblo declara: “¡Por fin nos hemos librado de Dios! ¡No lo necesitamos más!”.


pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra.


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