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Isaías 44:24 - Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Esto dice el Señor, tu Redentor y Creador: «Yo soy el Señor, que hizo todas las cosas; yo solo extendí los cielos. ¿Quién estaba conmigo cuando hice la tierra?

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Biblia Reina Valera 1960

24 Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Así habla Yavé, tu redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo, Yavé, he hecho todas las cosas, yo solo estiré los cielos, yo afirmé la tierra, ¿y quién estuvo conmigo?

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Así dice YHVH, tu Redentor, Y el que te formó desde el vientre: Yo soy YHVH, Creador de todas las cosas; Yo solo extendí los cielos, Asenté la tierra por mí mismo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Así dice Yahveh, tu redentor, el que te formó desde el seno: yo soy Yahveh, que lo ha hecho todo; yo extiendo los cielos, yo solo, dilato la tierra, y ¿quién conmigo?,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Así dice Jehová, tu Redentor, el que te formó desde el vientre: Yo soy Jehová, el Creador de todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;

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Isaías 44:24
44 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Yo soy el que hizo la tierra y creó a la gente para que viviera en ella. Con mis manos extendí los cielos; todas las estrellas están a mis órdenes.


Dios, el Señor, creó los cielos y los extendió; creó la tierra y todo lo que hay en ella. Él es quien da aliento a cada uno y vida a todos los que caminan sobre la tierra. Y es él quien dice:


Pues tu Creador será tu marido; ¡el Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre! Él es tu Redentor, el Santo de Israel, el Dios de toda la tierra.


Pues el Señor es Dios; él creó los cielos y la tierra y puso todas las cosas en su lugar. Él hizo el mundo para ser habitado, no para que fuera un lugar vacío y de caos. «Yo soy el Señor —afirma—, y no hay otro.


Sin embargo, has olvidado al Señor, tu Creador, el que extendió el cielo como un dosel y puso los cimientos de la tierra. ¿Vivirás en constante terror de los opresores humanos? ¿Seguirás temiendo el enojo de tus enemigos? ¿Dónde están ahora su furia y su enojo? ¡Han desaparecido!


Él solo extendió los cielos y marcha sobre las olas del mar.


El Señor que te hizo y que te ayuda, dice: “No tengas miedo, oh Jacob, siervo mío, mi amado Israel, mi elegido.


Y cantaban un nuevo canto con las siguientes palabras: «Tú eres digno de tomar el rollo y de romper los sellos y abrirlo. Pues tú fuiste sacrificado y tu sangre pagó el rescate para Dios de gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación.


Esto dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: «Por tu bien, enviaré un ejército contra Babilonia y obligaré a los babilonios a huir en esos barcos de los que están tan orgullosos.


Dios se sienta sobre el círculo de la tierra; la gente que hay abajo le parecen saltamontes. Él despliega los cielos como una cortina, y hace con ellos su carpa.


Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo.


Fui elegido para explicarles a todos el misterioso plan que Dios, el Creador de todas las cosas, mantuvo oculto desde el comienzo.


Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él.


El Señor hizo la tierra con su poder y la preserva con su sabiduría. Con su propia inteligencia desplegó los cielos.


Fue mi mano la que puso los cimientos de la tierra, mi mano derecha la que extendió los cielos en las alturas. Cuando llamo a las estrellas para que salgan, aparecen todas en orden».


Esto dice el Señor, el Rey y Redentor de Israel, el Señor de los Ejércitos Celestiales: «Yo soy el Primero y el Último; no hay otro Dios.


Pero ahora, oh Jacob, escucha al Señor, quien te creó. Oh Israel, el que te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por tu nombre; eres mío.


Te has envuelto en un manto de luz. Despliegas la cortina de estrellas de los cielos;


Dios extiende el cielo del norte sobre el espacio vacío y cuelga a la tierra sobre la nada.


Pero aun antes de que yo naciera, Dios me eligió y me llamó por su gracia maravillosa. Luego le agradó


¡Ciertamente tú sigues siendo nuestro Padre! Aunque Abraham y Jacob nos desheredaran, tú, Señor, seguirías siendo nuestro Padre. Tú eres nuestro Redentor desde hace siglos.


Escúchenme, todos ustedes en tierras lejanas; presten atención, ustedes que están muy lejos. El Señor me llamó desde antes que naciera; desde el seno de mi madre me llamó por mi nombre.


Pero el que los redime es fuerte. Su nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales. Él los defenderá y nuevamente les dará descanso en Israel. ¡Pero para la gente de Babilonia no habrá descanso!


Así es, estás conmigo desde mi nacimiento; me has cuidado desde el vientre de mi madre. ¡Con razón siempre te alabo!


Reyes poderosos y grandes naciones colmarán todas tus necesidades, como si fueras un niño amamantado por una reina. Por fin sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Israel.


«El Redentor vendrá a Jerusalén para rescatar en Israel a los que se hayan apartado de sus pecados», dice el Señor.


En un estallido de enojo aparté de ti mi rostro por un poco de tiempo. Pero con amor eterno tendré compasión de ti —dice el Señor, tu Redentor—.


Alimentaré a tus enemigos con su propia carne y se embriagarán con ríos de su propia sangre. Todo el mundo sabrá que yo, el Señor, soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Israel».


El Señor, el Redentor y Santo de Israel, le dice al que es despreciado y rechazado por las naciones, al que es el siervo de los gobernantes: «Los reyes se pondrán en posición de firmes cuando tú pases. Los príncipes se inclinarán hasta el suelo por causa del Señor, el fiel, el Santo de Israel, que te ha escogido».


Esto dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: «Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña lo que te conviene y te guía por las sendas que debes seguir.


Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé”».


Entonces recordaron que Dios era su roca, que el Dios Altísimo era su redentor.


Pues Dios me creó tanto a mí como a mis siervos; nos formó a ambos en el vientre.


él hace que los cielos reflejen el calor como un espejo de bronce. ¿Puedes tú hacer eso?


Den gracias al que ubicó la tierra en medio de las aguas. Su fiel amor perdura para siempre.


Aunque seas un humilde gusano, oh Jacob, no tengas miedo, pueblo de Israel, porque yo te ayudaré. Yo soy el Señor, tu Redentor. Yo soy el Santo de Israel”.


Este mensaje vino del Señor con respecto al destino de Israel: «El siguiente mensaje es del Señor, quien extendió los cielos, puso los cimientos de la tierra y formó el espíritu humano.


Yo formo la luz y creo las tinieblas; yo envío los buenos tiempos y los malos. Yo, el Señor, soy el que hace estas cosas.


»Ábranse, oh cielos, y derramen su justicia. Que la tierra se abra de par en par, para que broten juntas la salvación y la justicia. Yo, el Señor, las he creado.


El Señor hizo la tierra con su poder, y la preserva con su sabiduría. Con su propia inteligencia desplegó los cielos.


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