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Isaías 36:20 - Biblia Nueva Traducción Viviente

20 ¿Cuál de los dioses de alguna nación ha podido salvar alguna vez a su pueblo de mi poder? ¿Qué les hace pensar entonces que el Señor puede librar a Jerusalén de mis manos?”».

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Biblia Reina Valera 1960

20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 ¿Cuál de todos los dioses de esos países ha salvado a su país de mis manos? ¿Cómo, pues, Yavé podría salvar de mis manos a Jerusalén?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 ¿Qué dios de esas tierras ha podido librar sus territorios de mi mano? ¿Y YHVH va a librar a Jerusalem de mi mano?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 ¿Quiénes son, de entre todos los dioses de aquellos países, los que han librado a su tierra de mi mano, para que libre Yahveh a Jerusalén de mi poder'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 ¿Quién hay entre todos los dioses de estas tierras, que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?

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Isaías 36:20
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Estos oficiales hablaban del Dios de Jerusalén como si fuera uno de los dioses paganos hechos por manos humanas.


Les daré una oportunidad más para inclinarse y rendir culto a la estatua que he hecho cuando oigan el sonido de los instrumentos musicales. Sin embargo, si se niegan, serán inmediatamente arrojados al horno ardiente y entonces, ¿qué dios podrá rescatarlos de mi poder?


Se jactan contra los cielos mismos, y sus palabras se pasean presuntuosas por toda la tierra.


Mientras ustedes hacían todo esto, yo permanecí en silencio, y pensaron que no me importaba. Pero ahora los voy a reprender; presentaré todas las acusaciones que tengo contra ustedes.


¡No dejen que Ezequías los engañe! ¡No permitan que se burle así de ustedes! Lo vuelvo a repetir: ningún dios de ninguna nación o reino jamás ha sido capaz de librar a su pueblo de mí o de mis antepasados. ¡Mucho menos podrá su Dios librarlos a ustedes de mi poder!”».


Después de la derrota, los oficiales de Ben-adad le dijeron: «Los dioses de los israelitas son dioses de las montañas, por eso ganaron; pero podemos vencerlos fácilmente en las llanuras.


—¿Ah sí? —replicó el faraón—. ¿Y quién es ese Señor? ¿Por qué tendría que escucharlo y dejar ir a Israel? Yo no conozco a ese tal Señor y no dejaré que Israel se vaya.


Entonces el hombre de Dios fue a ver al rey de Israel y le dijo: «Esto dice el Señor: “Los arameos han dicho: ‘El Señor es un dios de las montañas y no de las llanuras’. Así que derrotaré a este gran ejército por ti. Entonces sabrás que yo soy el Señor”».


No permitan que los haga confiar en el Señor diciéndoles: ‘Con toda seguridad el Señor nos librará. ¡Esta ciudad nunca caerá en manos del rey asirio!’.


¡Al decir eso, se jactaron con arrogancia contra mí y lo oí todo!


Tal vez el Señor tu Dios haya oído al jefe del Estado Mayor asirio, que fue enviado por el rey para desafiar al Dios viviente, y lo castigue por sus palabras. ¡Te rogamos que ores por los que hemos quedado!”».


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