Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Isaías 32:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Cada uno será como refugio del viento y resguardo de la tormenta, como corrientes de agua en el desierto y sombra de una gran roca en tierra reseca.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Cada uno de ellos será como un cortaviento, o como un refugio para guarecerse del temporal. Serán como un río que corre por el desierto o como la sombra de un cerro en medio de una llanura calurosa.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

2 Aquel varón será como abrigo del viento, Como refugio contra la tempestad, Como corrientes de aguas en tierra seca, Como sombra de roca maciza en tierra calurosa.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Será cada uno como abrigo contra el viento, como refugio contra el temporal, como arroyos de agua en erial, como sombra de roca maciza en tierra agostada.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra la tempestad; como ríos de agua en tierra de sequedad, como la sombra de una gran roca en tierra calurosa.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Isaías 32:2
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Oh Señor, tú eres una torre de refugio para los pobres, una torre de refugio para los necesitados en su angustia. Eres refugio de la tempestad y amparo del calor. Pues los actos opresivos de la gente despiadada son como una tormenta que azota los muros,


Pues derramaré agua para calmar tu sed y para regar tus campos resecos; derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes, y mi bendición sobre tus hijos.


Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.


»Despierta, oh espada, contra mi pastor, el hombre quien es mi compañero —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—. Mata al pastor, y las ovejas se dispersarán y me volveré contra los corderos.


Los animales salvajes de los campos me darán las gracias, y también los chacales y los búhos, por darles agua en el desierto. Sí, haré ríos en la tierra árida y baldía, para que mi pueblo escogido pueda refrescarse.


Abriré ríos para ellos en los altiplanos. Les daré fuentes de agua en los valles y llenaré el desierto con lagunas de agua; por la tierra reseca correrán ríos alimentados por manantiales.


Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).


Rescátame de mis enemigos, Señor; corro a ti para que me escondas.


Luego el ángel me mostró un río con el agua de la vida, era transparente como el cristal y fluía del trono de Dios y del Cordero.


Sin duda alguna, el gran misterio de nuestra fe es el siguiente: Cristo fue revelado en un cuerpo humano y vindicado por el Espíritu. Fue visto por ángeles y anunciado a las naciones. Fue creído en todo el mundo y llevado al cielo en gloria.


El último día del festival, el más importante, Jesús se puso de pie y gritó a la multitud: «¡Todo el que tenga sed puede venir a mí!


Los probaré con la cuerda de medir de la justicia y con la plomada de la rectitud. Puesto que su refugio está construido de mentiras, un granizo lo echará abajo. Puesto que está hecho de engaños, una inundación lo arrasará.


Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.


Pues tú eres mi escondite; me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de victoria. Interludio


Los que viven al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.


Miren, Dios ha venido a salvarme. Confiaré en él y no tendré temor. El Señor Dios es mi fuerza y mi canción; él me ha dado la victoria».


«Ayúdennos —claman—, defiéndannos de nuestros enemigos. Protéjannos de sus ataques implacables; no nos traicionen ahora que hemos escapado.


Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía.


»Llegará el día, dice el Señor, cuando haré por Israel y por Judá todas las cosas buenas que les he prometido.


Nuestro rey —el ungido del Señor, la vida misma de nuestra nación— quedó atrapado en sus lazos. ¡Pensábamos que su sombra nos protegería contra cualquier nación de la tierra!


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម