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Isaías 3:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, les quitará a Jerusalén y a Judá todo aquello en lo que confían: hasta el último pedazo de pan y la última gota de agua;

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Biblia Reina Valera 1960

1 Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Las deja sin oficiales ni soldados, sin juez ni profeta; sin adivino ni anciano,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Porque he aquí que el Soberano, YHVH Sebaot, Aparta de Jerusalem y de Judá todo apoyo y sustento, Todo sustento de pan y todo sustento de agua,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Pues mirad que el Señor, Yahveh Sebaot, va a quitar de Jerusalén y de Judá el soporte y el sustento: todo sustento de pan y todo sustento de agua;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Porque he aquí que el Señor, Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá la provisión y el apoyo; toda provisión de pan y todo sustento de agua;

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Isaías 3:1
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Destruiré su provisión de alimentos, al punto de que diez mujeres necesitarán un solo horno para preparar el pan de sus familias. Ellas racionarán el alimento por peso, y aunque coman, no se saciarán.


«Hijo de hombre, supongamos que los habitantes de un país pecaran contra mí y yo alzara mi puño para aplastarlos al cortarles la provisión de alimento y al hacerles pasar un hambre que destruyera tanto a personas como a animales.


Por lo tanto, el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, el Poderoso de Israel, dice: «¡Me vengaré de mis enemigos y a mis adversarios les daré su merecido!


—Mi señor y rey —dijo—, estos hombres hicieron un gran mal al poner al profeta Jeremías dentro de la cisterna. Pronto morirá de hambre porque casi no hay pan en la ciudad.


Así que el rey Sedequías mandó que no regresaran a Jeremías al calabozo. En cambio, lo encerró en el patio de la guardia del palacio real. El rey también ordenó que cada día se le diera a Jeremías un pan recién horneado mientras hubiera pan en la ciudad. Así que Jeremías fue puesto en la prisión del palacio.


Esto dice el Señor Soberano, su Dios y Defensor: «Miren, yo les quité de las manos la copa aterradora; ya no beberán más de mi furia.


Pero el jefe del Estado Mayor de Senaquerib respondió: —¿Ustedes creen que mi amo les envió este mensaje solo a ustedes y a su amo? Él quiere que todos los habitantes lo oigan porque, cuando sitiemos a esta ciudad, ellos sufrirán junto con ustedes. Tendrán tanta hambre y tanta sed que comerán su propio excremento y beberán su propia orina.


Por lo tanto, mi pueblo irá al destierro muy lejos porque no me conoce. La gente importante y los que reciben honra se morirán de hambre, y la gente común morirá de sed.


No pongan su confianza en los simples humanos; son tan frágiles como el aliento. ¿Qué valor tienen?


Mandó hambre a la tierra de Canaán, y cortó la provisión de alimentos.


El Señor dice: «La hermosa Sion es altanera: estira su elegante cuello, coquetea con los ojos y camina con pasos delicados haciendo sonar los brazaletes de sus tobillos.


Atacarán a su vecino de la derecha pero seguirán con hambre. Devorarán a su vecino de la izquierda, pero no quedarán satisfechos. Al final, se comerán hasta a sus propios hijos.


Estas cosas sucedieron debido al enojo que el Señor tenía contra la gente de Jerusalén y de Judá, hasta que finalmente los expulsó de su presencia y los envió al destierro. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.


Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías, el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.


Tenemos que pagar por el agua que bebemos, y hasta la leña es costosa.


«Hice que pasaran hambre en cada ciudad y que hubiera hambruna en cada pueblo, pero aun así, ustedes no se volvieron a mí», dice el Señor.


Ahora pues, ¿por qué gritas de terror? ¿Acaso no tienes rey que te dirija? ¿Han muerto todos tus sabios? El dolor te ha apresado como a una mujer durante el parto.


Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías, el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.


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