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Isaías 27:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En aquel día, el Señor tomará su espada veloz y terrible para castigar al Leviatán: la serpiente que se mueve con gran rapidez, la serpiente que se retuerce y se enrolla. Él matará al dragón del mar.

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Biblia Reina Valera 1960

1 En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Aquel día Yavé castigará con su espada firme, grande y pesada a la serpiente Leviatán, que siempre sale huyendo, a Leviatán, que es una serpiente astuta, y matará al dragón del mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Aquel día YHVH visitará con su espada, grande, templada y poderosa, Al Leviatán, serpiente huidiza, Al Leviatán, serpiente tortuosa, Y matará al dragón del mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Aquel día castigará Yahveh con su espada resistente, gigante, potente, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al dragón del mar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 En aquel día Jehová visitará con su espada dura, grande y fuerte, al leviatán, serpiente huidiza, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.

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Isaías 27:1
30 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Dales este mensaje de parte del Señor Soberano: »“Yo soy tu enemigo, oh faraón, rey de Egipto, monstruo enorme que acechas en las corrientes del Nilo. Pues has dicho: ‘El Nilo es mío; lo hice para mí’.


¡Despierta, oh Señor, despierta! ¡Vístete de fuerza! ¡Mueve tu poderoso brazo derecho! Levántate como en los días de antaño, cuando mataste a Egipto, al dragón del Nilo.


Luego fui testigo de otro suceso importante en el cielo. Vi a un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada cabeza.


El Señor castigará al mundo con fuego y con su espada. Juzgará a la tierra y muchos morirán a manos de él.


Miren los barcos que pasan navegando, y al Leviatán, al cual hiciste para que juegue en el mar.


Su Espíritu hizo hermosos los cielos, y su poder atravesó a la serpiente deslizante.


Sujetó con fuerza al dragón —la serpiente antigua, quien es el diablo, Satanás— y lo encadenó por mil años.


Todo su ejército fue aniquilado por la espada afilada que salía de la boca del que montaba el caballo blanco. Y todos los buitres devoraron los cuerpos muertos hasta hartarse.


«Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos devoró, nos aplastó y nos dejó sin fuerzas. Nos tragó como un gran monstruo y llenó su barriga con nuestras riquezas. Nos echó de nuestro propio país.


Es un excelente ejemplo de la obra de Dios, y solo su Creador puede amenazarlo.


Luego el ángel me dijo: «Las aguas donde la prostituta gobierna representan grandes multitudes de cada nación y lengua.


Uno de los siete ángeles que derramaron las siete copas se acercó y me dijo: «Ven conmigo, y te mostraré la sentencia que recibirá la gran prostituta, que gobierna sobre muchas aguas.


Y vi que de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta saltaban tres espíritus malignos que parecían ranas.


Luego vi a otra bestia; esta salía de la tierra. Tenía dos cuernos como los de un cordero, pero hablaba con la voz de un dragón.


Adoraron al dragón por haberle dado semejante poder a la bestia y también adoraron a la bestia. «¿Quién es tan grande como la bestia? —exclamaban—. ¿Quién puede luchar contra ella?».


Arrepiéntete de tu pecado, o de lo contrario, vendré a ti de repente y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.


Tú eres una ciudad junto a un gran río, un gran centro comercial, pero tu fin ha llegado. Se cortó el hilo de tu vida.


»Oh espada del Señor, ¿cuándo volverás a descansar? Vuelve a tu vaina; descansa y mantente quieta.


El lobo y el cordero comerán juntos. El león comerá heno, como el buey; pero las serpientes comerán polvo. En esos días, nadie será herido ni destruido en mi monte santo. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


¡Miren! El Señor viene del cielo para castigar a la gente de la tierra por sus pecados. La tierra no seguirá escondiendo a los asesinados; los sacará a la vista de todos.


¡Ponte la espada, oh poderoso guerrero! ¡Eres tan glorioso, tan majestuoso!


Que maldigan ese día los expertos en maldiciones, los que, con una maldición, podrían despertar al Leviatán.


»¿Puedes capturar al Leviatán con un anzuelo o poner un lazo alrededor de su quijada?


ahora yo los “destinaré” a ustedes a la espada. Todos ustedes se inclinarán delante del verdugo. Pues cuando los llamé, ustedes no me respondieron; cuando hablé, no me escucharon. Pecaron deliberadamente —ante mis propios ojos— y escogieron hacer lo que saben que yo desprecio».


Aunque se escondan en la cumbre del monte Carmelo, allí los buscaré y los capturaré. Aunque se oculten en el fondo del océano, enviaré tras ellos a la serpiente marina para que los muerda.


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