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Isaías 26:19 - Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Pero los que mueren en el Señor vivirán; ¡sus cuerpos se levantarán otra vez! Los que duermen en la tierra se levantarán y cantarán de alegría. Pues tu luz que da vida descenderá como el rocío sobre tu pueblo, en el lugar de los muertos.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¡Tus muertos revivirán, y sus cadáveres resucitarán! Despierten y den gritos de júbilo todos ustedes, que yacen en el polvo. Que baje tu rocío, Señor, rocío de luz, y la tierra nos devolverá a los muertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Tus muertos vivirán! ¡Con mi cuerpo muerto° resucitarán! ¡Despertad y cantad jubilosos moradores del polvo! Porque tu rocío es rocío de luz, la tierra parirá a las sombras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Revivirán tus muertos, tus cadáveres se levantarán, se despertarán, exultarán los moradores del polvo; pues rocío de luces es tu rocío, y la tierra echará de su seno las sombras'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Tus muertos vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los muertos.

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Isaías 26:19
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Se levantarán muchos de los que están muertos y enterrados, algunos para vida eterna y otros para vergüenza y deshonra eterna.


porque la luz hace todo visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes; levántate de los muertos, y Cristo te dará luz».


y las tumbas se abrieron. Los cuerpos de muchos hombres y mujeres justos que habían muerto resucitaron.


»¿Debo rescatarlos de la tumba? ¿Debo redimirlos de la muerte? ¡Oh muerte, haz salir tus horrores! ¡Tumba, desata tus plagas! Ya no les tendré compasión.


Dentro de poco tiempo él nos restaurará, para que podamos vivir en su presencia.


Has permitido que sufra muchas privaciones, pero volverás a darme vida y me levantarás de las profundidades de la tierra.


¡Él devorará a la muerte para siempre! El Señor Soberano secará todas las lágrimas y quitará para siempre los insultos y las burlas contra su tierra y su pueblo. ¡El Señor ha hablado!


Él tomará nuestro débil cuerpo mortal y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él. Lo hará valiéndose del mismo poder con el que pondrá todas las cosas bajo su dominio.


Pues estoy plantando semillas de paz y prosperidad entre ustedes. Las vides estarán cargadas de fruta, la tierra producirá sus cosechas y los cielos soltarán el rocío. Una vez más yo haré que el remanente de Judá y de Israel herede estas bendiciones.


Lo cierto es que Cristo sí resucitó de los muertos. Él es el primer fruto de una gran cosecha, el primero de todos los que murieron.


Seré para Israel como un refrescante rocío del cielo. Israel florecerá como el lirio; hundirá sus raíces profundamente en la tierra como los cedros del Líbano.


Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte,


Mi fuerza se ha secado como barro cocido; la lengua se me pega al paladar. Me acostaste en el polvo y me diste por muerto.


Así que Israel vivirá a salvo; el próspero Jacob habitará protegido en una tierra de grano y vino nuevo, donde los cielos dejan caer su rocío.


Tengo la misma esperanza en Dios que la que tienen estos hombres, la esperanza de que él resucitará tanto a los justos como a los injustos.


¡Despierta, oh Jerusalén, despierta! Has bebido la copa de la furia del Señor. Has bebido la copa del terror; la has vaciado hasta la última gota.


Moisés dijo lo siguiente sobre las tribus de José: «Que el Señor bendiga su tierra con el precioso regalo del rocío de los cielos y el agua que está debajo de la tierra,


Que mi enseñanza caiga sobre ustedes como lluvia; que mi discurso se asiente como el rocío. Que mis palabras caigan como lluvia sobre pastos suaves, como llovizna delicada sobre plantas tiernas.


fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato emitió una orden para que se lo entregaran.


Cuando vayas a la guerra, tu pueblo te servirá por voluntad propia. Estás envuelto en vestiduras santas, y tu fuerza se renovará cada día como el rocío de la mañana.


Pues soy como un árbol con raíces que llegan al agua, con ramas que se refrescan con el rocío.


El Señor da tanto la muerte como la vida; a unos baja a la tumba y a otros levanta.


Que los ricos de la tierra hagan fiesta y adoren. Inclínense ante él, todos los mortales, aquellos cuya vida terminará como polvo.


Pues el Señor me ha dicho: «Observaré en silencio desde el lugar donde habito, tan silencioso como sube el calor en un día de verano, o como se forma el rocío de la mañana durante la cosecha».


Aunque sus raíces hayan envejecido en la tierra y su tocón esté podrido,


¿Pueden anunciar tu amor inagotable los que están en la tumba? ¿Pueden proclamar tu fidelidad en el lugar de destrucción?


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