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Isaías 26:16 - Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Señor, en nuestra angustia te hemos buscado; bajo la carga de tu disciplina hemos orado.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Yavé, en la angustia te buscábamos; vivíamos bajo la opresión y tu castigo nos apretaba.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Oh YHVH, en la angustia acudieron a ti; Derramaron la oración cuando la fuerza de tu castigo arreciaba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Yahveh, en la angustia te buscamos, murmuramos oraciones cuando tu castigo estaba sobre nosotros.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste.

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Isaías 26:16
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces regresaré a mi lugar, hasta que reconozcan su culpa y se vuelvan a mí. Pues tan pronto lleguen las dificultades, me buscarán de todo corazón».


Luego llámame cuando tengas problemas, y yo te rescataré, y tú me darás la gloria».


Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia.


En lugar de invocarme con corazón sincero, se quedan sentados en sus sillones y se lamentan. Se hacen cortaduras en el cuerpo y suplican grano y vino nuevo a dioses ajenos y se alejan de mí.


Levántense durante la noche y clamen. Desahoguen el corazón como agua delante del Señor. Levanten a él sus manos en oración, y rueguen por sus hijos porque en cada calle desfallecen de hambre.


Puede que sea lindo vivir en un palacio magnífico, recubierto con madera de cedros del Líbano, pero pronto gemirás con punzadas de angustia, angustia como la de una mujer con dolores de parto.


Ellos le dijeron: «El rey Ezequías dice: “Hoy es un día de dificultad, insulto y deshonra. Es como cuando un niño está a punto de nacer, pero la madre no tiene fuerzas para dar a luz.


Expongo mis quejas delante de él y le cuento todos mis problemas.


Cuando me llamen, yo les responderé; estaré con ellos en medio de las dificultades. Los rescataré y los honraré.


Se me destroza el corazón al recordar cómo solían ser las cosas: yo caminaba entre la multitud de adoradores, encabezaba una gran procesión hacia la casa de Dios, cantando de alegría y dando gracias en medio del sonido de una gran celebración.


—¡Oh no, señor! —respondió ella—. No he bebido vino ni nada más fuerte. Pero como estoy muy desanimada, derramaba ante el Señor lo que hay en mi corazón.


Así que el pueblo acudió a Moisés y clamó: «Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que quite las serpientes». Así pues, Moisés oró por el pueblo.


A una imagen tallada en un trozo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”. A un ídolo esculpido en un bloque de piedra le dicen: “Tú eres mi madre”. Me dan la espalda, pero durante tiempos difíciles me suplican: “¡Ven y sálvanos!”.


Pero los israelitas rogaron al Señor diciendo: —Hemos pecado. Castíganos como bien te parezca, pero rescátanos hoy de nuestros enemigos.


Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor».


Pienso en Dios y gimo, abrumado de tanto anhelar su ayuda. Interludio


Cuando Dios comenzó a matarlos, finalmente lo buscaron. Se arrepintieron y tomaron en serio a Dios.


En esos días, cuando oren, los escucharé.


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