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Isaías 26:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En aquel día, todos en la tierra de Judá cantarán esta canción: ¡Nuestra ciudad es fuerte! Estamos rodeados por las murallas de la salvación de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

1 En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En ese día cantarán de esta manera en el país de Judá: Tenemos ahora una ciudad amurallada; El ha construido para defendernos no una, sino dos murallas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Aquel día se cantará este cántico en la tierra° de Judá: ¡Ciudad fuerte tenemos!° ¡Salvación le ha puesto° por muro y antemuro!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Aquel día se cantará esta canción en la tierra de Judá: 'Ciudad fuerte la nuestra; para salvarla le han puesto murallas y antemuros.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 En aquel día cantarán este cántico en la tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuros.

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Isaías 26:1
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La violencia desaparecerá de tu tierra; se terminarán la desolación y la destrucción de la guerra. La salvación te rodeará como las murallas de una ciudad, y la alabanza estará en los labios de todos los que entren allí.


El Señor ha enviado el siguiente mensaje a cada país: «Díganle al pueblo de Israel: “Miren, ya viene su Salvador. Vean, él trae consigo su recompensa”».


Entonces yo mismo seré un muro de fuego protector alrededor de Jerusalén, dice el Señor. ¡Y seré la gloria dentro de la ciudad!”.


risas y voces de alegría. Otra vez se oirán las voces felices de los novios y las novias junto con las canciones alegres de las personas que traen ofrendas de gratitud al Señor. Cantarán: “Den gracias al Señor de los Ejércitos Celestiales, porque el Señor es bueno. ¡Su fiel amor perdura para siempre!”. Pues restauraré la prosperidad de esta tierra a como era en el pasado, dice el Señor.


En aquel día, la gente proclamará: «¡Este es nuestro Dios! ¡Confiamos en él, y él nos salvó! Este es el Señor en quien confiamos. ¡Alegrémonos en la salvación que nos trae!».


Vayan a inspeccionar la ciudad de Jerusalén; anden por ella y cuenten sus muchas torres.


Alaben al Señor, porque me ha mostrado las maravillas de su amor inagotable; me mantuvo a salvo cuando atacaban mi ciudad.


Ahora te digo que tú eres Pedro (que significa “roca”), y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no la conquistará.


En aquel día, tú cantarás: «¡Te alabaré, oh Señor! Estabas enojado conmigo, pero ya no. Ahora me consuelas.


Ahora cantaré para aquel a quien amo un canto acerca de su viña. Mi amado tenía una viña en una colina rica y fértil.


En aquel día de juicio abandonarán los ídolos de oro y de plata que se hicieron para rendirles culto. Abandonarán sus dioses y los dejarán a los roedores y a los murciélagos,


El orgullo humano será rebajado, y la arrogancia humana será humillada. Solo el Señor será exaltado en aquel día de juicio.


Con alabanza y agradecimiento entonaron el siguiente canto al Señor: «¡Él es tan bueno! ¡Su fiel amor por Israel permanece para siempre!». Luego todo el pueblo dio un fuerte grito, alabando al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo del Señor.


Allí los israelitas entonaron el siguiente canto: «¡Brota, oh pozo! ¡Sí, canten sus alabanzas!


Pero en aquel día, el retoño del Señor será hermoso y glorioso. El fruto de la tierra será el orgullo y la gloria de todos los sobrevivientes de Israel.


¡Giman en las puertas! ¡Lloren en las ciudades! ¡Paralícense de miedo, filisteos! Un poderoso ejército viene como humo desde el norte; cada soldado avanza con prisa, ansioso por pelear.


El Señor de los Ejércitos Celestiales se moverá en el aire sobre Jerusalén y la protegerá como un ave protege su nido. Defenderá y salvará la ciudad; pasará sobre ella y la rescatará».


Hasta los más fuertes temblarán de terror, y los príncipes huirán al ver sus banderas de guerra», dice el Señor, cuyo fuego está en Sion y sus llamas arden desde Jerusalén.


Aunque el Señor es muy grande y vive en el cielo, hará de Jerusalén el hogar de su justicia y rectitud.


En aquel día, él será tu cimiento seguro, y te proveerá de una abundante reserva de salvación, sabiduría y conocimiento; el temor del Señor será tu tesoro.


Les daré —dentro de las paredes de mi casa— un recordatorio y un nombre, mucho más grande del que hijos o hijas pudieran darles. Pues el nombre que les doy es eterno; ¡nunca desaparecerá!


¡Salgan por las puertas! ¡Preparen la carretera para el regreso de mi pueblo! Emparejen el camino, saquen las rocas y levanten una bandera para que la vean todas las naciones.


Pude ver un muro que rodeaba por completo la zona del templo. El hombre tomó una vara que medía tres metros con veinte centímetros de largo y midió el muro, y el muro tenía tres metros con veinte centímetros de espesor y tres metros con veinte centímetros de alto.


Los reyes de la tierra unieron sus fuerzas y avanzaron contra la ciudad.


Levantaré mi puño para aplastarlos y sus propios esclavos los saquearán». Entonces ustedes sabrán que el Señor de los Ejércitos Celestiales me ha enviado.


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