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Isaías 25:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Oh Señor, tú eres una torre de refugio para los pobres, una torre de refugio para los necesitados en su angustia. Eres refugio de la tempestad y amparo del calor. Pues los actos opresivos de la gente despiadada son como una tormenta que azota los muros,

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Biblia Reina Valera 1960

4 Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Tú has sido un refugio para el despreciado, una ayuda para el pobre en su miseria; te hiciste abrigo contra la lluvia, y sombra para el calor. El aliento de los tiranos es como la lluvia helada'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque has sido fortaleza al débil, Fortaleza al pobre en su angustia, Abrigo contra el aguacero, y sombra contra el calor, Cuando el resoplido de los tiranos era cual tormenta que se abate contra el muro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 pues has sido refugio para el pobre, refugio para el indigente en su angustia, reparo contra el aguacero, sombra contra el calor. Porque el soplo de los poderosos es como aguacero contra un muro.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Porque has sido fortaleza al pobre, fortaleza al necesitado en su aflicción, refugio contra la tormenta, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como tormenta contra el muro.

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Isaías 25:4
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Quedarán solo los sencillos y los humildes porque son ellos quienes confían en el nombre del Señor.


Cada uno será como refugio del viento y resguardo de la tormenta, como corrientes de agua en el desierto y sombra de una gran roca en tierra reseca.


Escúchenme, amados hermanos. ¿No eligió Dios a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe? ¿No son ellos los que heredarán el reino que Dios prometió a quienes lo aman?


estos son los que habitarán en las alturas. Las rocas de los montes serán su fortaleza; se les proveerá alimentos, y tendrán agua en abundancia.


Pero rescata de la dificultad a los pobres y hace crecer a sus familias como rebaños de ovejas.


El Señor responde: «He visto violencia contra los indefensos y he oído el gemir de los pobres. Ahora me levantaré para rescatarlos como ellos anhelaron que hiciera».


Con mis manos hice tanto el cielo como la tierra; son míos, con todo lo que hay en ellos. ¡Yo, el Señor, he hablado! »Bendeciré a los que tienen un corazón humilde y arrepentido, a los que tiemblan ante mi palabra.


Pero el Señor dice: «Los cautivos de los guerreros serán puestos en libertad, y se recuperará el botín de los tiranos. Pues yo pelearé contra quienes peleen contigo, y salvaré a tus hijos.


Esa noche el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató a 185.000 soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes.


Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, porque hemos esperado en ti. Sé nuestro brazo fuerte cada día y nuestra salvación en los tiempos difíciles.


Los humildes se llenarán de una alegría nueva de parte del Señor; los pobres se alegrarán en el Santo de Israel.


»Pero de pronto, tus despiadados enemigos serán aplastados como el polvo más fino. Tus numerosos atacantes serán expulsados como la paja ante el viento. De repente, en un instante,


a menos que vuelvan a mí en busca de ayuda. Que se reconcilien conmigo; sí, que se reconcilien conmigo».


¿Por qué? Porque te has apartado del Dios que puede salvarte. Te has olvidado de la Roca que puede esconderte. Así que tal vez plantes las mejores vides e importes los tallos más costosos.


¿Qué les diremos a los mensajeros de los filisteos? Diles: «El Señor edificó a Jerusalén; sus murallas brindarán refugio a su pueblo oprimido».


Hará justicia a los pobres y tomará decisiones imparciales con los que son explotados. La tierra temblará con la fuerza de su palabra, y bastará un soplo de su boca para destruir a los malvados.


Me aferro a tus leyes. Señor, ¡no dejes que pase vergüenza!


Él siente compasión por los débiles y los necesitados, y los rescatará.


Ayúdalo a defender al pobre, a rescatar a los hijos de los necesitados y a aplastar a sus opresores.


Con cada hueso de mi cuerpo lo alabaré: «Señor, ¿quién se compara contigo? ¿Quién otro rescata a los indefensos de las manos de los fuertes? ¿Quién otro protege a los indefensos y a los pobres de quienes les roban?».


Qué rápido me escaparía, lejos de esta furiosa tormenta de odio.


Los que viven al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.


¡El Señor mismo te cuida! El Señor está a tu lado como tu sombra protectora.


Él te mantendrá seguro. En cambio, para Israel y Judá será una piedra que hace tropezar a muchos, una roca que los hace caer. Y para el pueblo de Jerusalén será una red y una trampa.


«Ayúdennos —claman—, defiéndannos de nuestros enemigos. Protéjannos de sus ataques implacables; no nos traicionen ahora que hemos escapado.


Él dará a sus jueces anhelo de justicia, y gran valentía a sus guerreros que vigilan las puertas.


Los burlones ya no existirán, los arrogantes desaparecerán, y los que traman el mal serán muertos.


Veamos si sus ídolos pueden salvarlos cuando clamen a ellos por ayuda. ¡Vaya, un soplo de viento puede derrumbarlos! ¡Basta con que uno respire sobre ellos para que caigan de cabeza! Pero el que confíe en mí heredará la tierra y poseerá mi monte santo».


Señor, ¡tú eres mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el día de aflicción! Las naciones del mundo entero vendrán a ti y te dirán: «Nuestros antepasados nos han dejado una herencia despreciable, porque rendían culto a ídolos inútiles.


Tú y todos tus aliados —un inmenso y temible ejército— descenderán sobre Israel como una tormenta y cubrirán la tierra como una nube.


Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.


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