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Isaías 23:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 El Señor extendió su mano sobre el mar y sacudió los reinos de la tierra. Él se ha pronunciado contra Fenicia; ordenó que fueran destruidas sus fortalezas.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Yavé extendió su mano sobre el mar para derribar a grandes potencias; El dio una orden referente a Canaán: Sus fortalezas serán destruidas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Él extendió su mano contra el mar, y ha hecho temblar los reinos. YHVH ha ordenado destruir las fortalezas de Canaán,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Extendió su mano sobre el mar, estremeció los reinos. Yahveh ordenó respecto a Canaán destruir sus fortalezas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos: Jehová dio mandamiento respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.

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Isaías 23:11
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Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca.


Luego se dirigió a los que vendían palomas y les dijo: «Saquen todas esas cosas de aquí. ¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado!».


Les dijo: «Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oración para todas las naciones”, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones».


De hecho, toda olla de cocina en Jerusalén y Judá será consagrada al Señor de los Ejércitos Celestiales. Todo el que venga a adorar tendrá plena libertad de usar cualquiera de estas ollas para cocinar sus sacrificios. En aquel día no habrá más comerciantes en el templo del Señor de los Ejércitos Celestiales.


Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Esto es lo que dice el Señor acerca de Nínive, la ciudad de los asirios: «No tendrás más hijos para perpetuar tu nombre. Destruiré todos los ídolos en los templos de tus dioses. ¡Estoy preparando una tumba para ti porque eres despreciable!».


Hice que las naciones temblaran de miedo al sonido de su caída, porque la envié a la tumba junto con todos los que descienden a la fosa. Los demás árboles vanidosos del Edén, los mejores y más hermosos del Líbano, aquellos que hundían sus raíces profundamente en el agua, se consolaron al encontrar a este árbol allí con ellos en las profundidades de la tierra.


Las patas de sus caballos ahogarán de polvo la ciudad y el estruendo de las ruedas de los carros de guerra y sus conductores hará temblar tus murallas cuando entren por tus puertas derrumbadas.


»¿Pero cómo se mantendrá quieta cuando el Señor la ha enviado en una misión? Pues la ciudad de Ascalón y el pueblo que vive junto al mar deben ser destruidos».


Tú conviertes ciudades poderosas en montones de ruinas; ciudades con murallas fuertes se convierten en escombros. Hermosos palacios en tierras lejanas desaparecen y jamás serán reconstruidos.


navegando sobre aguas profundas; les traían granos desde Egipto y cosechas de todo el Nilo. Ustedes eran el mercado del mundo.


Envío a Asiria contra una nación pagana, contra un pueblo con el cual estoy enojado. Asiria los saqueará, y los pisoteará como a polvo debajo de sus pies.


Cuando el Señor se levante para sacudir la tierra, sus enemigos se escabullirán en hoyos en el suelo. En cuevas en las rocas se esconderán del terror del Señor y de la gloria de su majestad.


Sé tú mi roca de seguridad, donde siempre pueda esconderme. Da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.


¡Las naciones se encuentran en un caos, y sus reinos se desmoronan! ¡La voz de Dios truena, y la tierra se derrite!


Entonces maldijo a Canaán, el hijo de Cam: «¡Maldito sea Canaán! ¡Que sea el más inferior de los siervos para con sus familiares!».


Por eso el enojo del Señor arde contra su pueblo y ha levantado el puño para aplastarlo. Los montes tiemblan y los cadáveres de su pueblo están tirados por las calles como basura. Pero aun así, el enojo del Señor no está satisfecho. ¡Su puño todavía está listo para asestar el golpe!


Pues sacudiré los cielos y la tierra se saldrá de su lugar cuando el Señor de los Ejércitos Celestiales manifieste su furor en el día de su ira feroz».


Tengo un plan para toda la tierra, una mano de juicio sobre todas las naciones.


Las aguas del Nilo no subirán para inundar los campos; el lecho del río estará totalmente seco.


Vengan, habitantes de Tarsis, arrasen la tierra como el Nilo en sus inundaciones, porque Tiro está indefensa.


¿Por qué no había nadie cuando vine? ¿Por qué nadie respondió cuando llamé? ¿Se debe a que no tengo poder para rescatar? ¡No, no es esa la razón! ¡Pues yo puedo hablarle al mar y hacer que se seque! Puedo convertir los ríos en desiertos llenos de peces muertos.


Ellas destruirán las murallas de Tiro y derribarán sus torres. ¡Yo rasparé su suelo hasta dejarlo como roca desnuda!


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