Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Isaías 21:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Este es el mensaje que recibí acerca de Babilonia, el desierto junto al mar: Desde el desierto se acerca el desastre y te caerá encima, como un remolino que entra arrasando desde el Neguev.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

1 Profecía sobre el desierto del mar. Como torbellino del Neguev, así viene del desierto, de la tierra horrenda.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Profecía sobre el desierto que está junto al mar. Esto viene del desierto, del país espantoso, es como una tempestad que pasa por el Negueb.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

1 Carga del Desierto del Mar:° Como tempestades que azotan al Neguev, Así viene° del desierto, de una tierra temible.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Oráculo contra el desierto del mar. Como torbellinos que atraviesan el Négueb, vienen del desierto, de tierra horrible.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 La carga del desierto del mar. Como pasan los torbellinos en el Neguev, así viene del desierto, de una tierra terrible.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Isaías 21:1
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Convertiré a Babilonia en un lugar desolado, tierra de búhos, lleno de pantanos y de ciénagas; barreré la tierra con la escoba de la destrucción. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!».


El mar ha subido sobre Babilonia; está cubierta por las violentas olas.


Isaías, hijo de Amoz, recibió el siguiente mensaje acerca de la destrucción de Babilonia:


¡El Señor aparecerá sobre su pueblo y sus flechas volarán como rayos! El Señor Soberano hará sonar el cuerno de carnero y atacará como un torbellino desde el desierto del sur.


Recibí este mensaje acerca de Damasco: «¡Miren! ¡La ciudad de Damasco desaparecerá! Se convertirá en un montón de escombros.


»Luego, al tiempo del fin, el rey del sur atacará al rey del norte. El rey del norte saldrá precipitadamente en carros de guerra con sus conductores y una enorme armada. Invadirá varios territorios y los arrasará como una inundación.


Un ejército extranjero —el terror de las naciones— lo taló y lo dejó tendido en el suelo. Sus ramas quedaron esparcidas por las montañas, los valles y los barrancos de la tierra. Todos los que vivían bajo su sombra se fueron y lo dejaron allí tirado.


Él y sus ejércitos —los más despiadados de todos— serán enviados para destruir el país. Harán guerra contra Egipto hasta cubrir el suelo con egipcios masacrados.


El viento tormentoso sale de su cámara, y los vientos impetuosos traen el frío.


Sus flechas estarán afiladas y sus arcos listos para la batalla. De los cascos de sus caballos saltarán chispas, y las ruedas de sus carros de guerra girarán como un torbellino.


Mientras miraba, vi una gran tormenta que venía del norte empujando una nube enorme que resplandecía con relámpagos y brillaba con una luz radiante. Dentro de la nube había fuego, y en medio del fuego resplandecía algo que parecía como de ámbar reluciente.


Tú y todos tus aliados —un inmenso y temible ejército— descenderán sobre Israel como una tormenta y cubrirán la tierra como una nube.


Pues sacudiré los cielos y la tierra se saldrá de su lugar cuando el Señor de los Ejércitos Celestiales manifieste su furor en el día de su ira feroz».


Pero el Señor tendrá misericordia de los descendientes de Jacob y una vez más elegirá a Israel como su pueblo especial. Lo hará regresar para que se establezca otra vez en su propia tierra. Y gente de varias naciones vendrá para encontrarse con ellos y unirse al pueblo de Israel.


Escalaré hasta los cielos más altos y seré como el Altísimo”.


»Desciende, hija virgen de Babilonia, y siéntate en el polvo porque han terminado tus días de estar sentada en el trono. Oh hija de Babilonia, nunca volverás a ser la encantadora princesa, tierna y delicada.


Esto dice el Señor: «Incitaré a un destructor contra Babilonia y contra la gente de Babilonia.


«Estamos avergonzados —dicen los del pueblo—. Estamos ofendidos y en desgracia porque extranjeros profanaron el templo del Señor».


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម