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Isaías 20:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 el Señor le dijo a Isaías, hijo de Amoz: «Quítate la ropa de tela áspera que has estado usando y también las sandalias». Isaías hizo lo que se le indicó, y anduvo desnudo y descalzo.

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Biblia Reina Valera 1960

2 en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Entonces Yavé habló por medio de Isaías, hijo de Amós. Le había dicho: 'Te colgarás este saco de la cintura y te sacarás las sandalias de tus pies. Isaías lo hizo así y andaba sin ropa y descalzo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 En aquel tiempo YHVH habló por medio de Isaías ben Amoz, diciendo: Ve, despójate del cilicio de sobre tus lomos y quita el calzado de tus pies. Y lo hizo así, y andaba desnudo y descalzo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 -en aquel tiempo había hablado Yahveh por medio de Isaías, hijo de Amós, en estos términos: 'Anda, desata el sayal de tu cintura y descalza las sandalias de tus pies'. Así lo hizo: caminó desnudo y descalzo-,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 En aquel tiempo habló Jehová por Isaías, hijo de Amoz, diciendo: Ve, y quita el cilicio de tus lomos, y quita las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo.

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Isaías 20:2
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas y miel silvestre.


Por lo tanto, lloraré y me lamentaré; andaré descalzo y desnudo. Aullaré como un chacal y gemiré como un búho.


Se quitó la ropa a tirones y quedó desnudo acostado sobre el suelo todo el día y toda la noche, profetizando en presencia de Samuel. La gente que lo vio exclamó: «¿Qué? ¿Hasta Saúl es profeta?».


»En aquel día la gente se avergonzará de decir que tiene el don profético. Nadie se hará pasar por profeta vistiéndose con ropa de profeta.


Se dejarán la cabeza cubierta y no se quitarán las sandalias. No harán luto ni llorarán, pero se consumirán a causa de sus pecados. Gemirán entre ustedes mismos por todo el mal que hicieron.


Gime en silencio, pero sin que haya lamentos junto a su tumba. No te descubras la cabeza ni te quites las sandalias. No cumplas con los ritos acostumbrados en el tiempo de duelo ni aceptes la comida de los amigos que se acerquen a consolarte».


Ustedes, pueblo de Safir, vayan como cautivos al destierro, desnudos y avergonzados. El pueblo de Zaanán no se atreve a salir de sus murallas. El pueblo de Bet-esel gime porque su casa no tiene apoyo.


Isaías, hijo de Amoz, recibió el siguiente mensaje acerca de la destrucción de Babilonia:


Mientras tanto, yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días».


Entonces el hombre con el espíritu maligno se lanzó sobre ellos, logró dominarlos y los atacó con tal violencia que ellos huyeron de la casa, desnudos y golpeados.


Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla.


Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme.


Te exijo que cargues con los pecados de Israel durante trescientos noventa días, un día por cada año de su pecado.


Y ellos contestaron: —Era un hombre velludo y tenía un cinto de cuero en la cintura. —¡Elías de Tisbé! —exclamó el rey.


Cuando David regresó a su hogar para bendecir a su propia familia, Mical, la hija de Saúl, salió a su encuentro y le dijo indignada: —¡Qué distinguido se veía hoy el rey de Israel, exhibiéndose descaradamente delante de las sirvientas tal como lo haría cualquier persona vulgar!


El comandante del ejército del Señor contestó: —Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás parado es santo. Y Josué hizo lo que se le indicó.


—No te acerques más —le advirtió el Señor—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.


Se acercó, tomó el cinturón de Pablo y se ató los pies y las manos. Luego dijo: «El Espíritu Santo declara: “De esta forma será atado el dueño de este cinturón por los líderes judíos en Jerusalén y entregado a los gentiles”».


Entonces David subió el camino que lleva al monte de los Olivos, llorando mientras caminaba. Llevaba la cabeza cubierta y los pies descalzos en señal de duelo. Las personas que iban con él también se cubrieron la cabeza y lloraban mientras subían el monte.


Tú cambiaste mi duelo en alegre danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría,


Estas son las visiones que tuvo Isaías, hijo de Amoz, acerca de Judá y Jerusalén durante los años en que Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías eran reyes de Judá.


Enseguida envió a Eliaquim, administrador del palacio; a Sebna, secretario de la corte; y a los principales sacerdotes, todos vestidos de tela áspera, a hablar con el profeta Isaías, hijo de Amoz.


La gente se rapa la cabeza y se afeita la barba en señal de luto. Se hacen cortaduras en las manos y se ponen ropa de tela áspera.


»Ahora, hijo de hombre, toma un ladrillo grande de barro y ponlo en el suelo, delante de ti. Luego dibuja en él un mapa de la ciudad de Jerusalén y


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