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Isaías 2:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales tiene asignado un día de juicio. Él castigará al orgulloso y al poderoso y derribará todo lo que esté enaltecido.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Pues Yavé Sabaot tendrá su día contra todo orgullo e insolencia y contra todo el que se cree: ¡será rebajado!

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Porque el día de YHVH° Sebaot vendrá contra todo soberbio y altivo, Contra todo enaltecido,° y será abatido;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Porque es el día de Yahveh Sebaot: contra todo soberbio y altanero, contra todo enaltecido, para abatirlo,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Porque el día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo el que es soberbio y altivo, y sobre todo el que se ha enaltecido, y será abatido;

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Isaías 2:12
42 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: «El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas.


El Señor de los Ejércitos Celestiales lo hizo para destruir tu orgullo y dejar por el suelo a toda la nobleza de la tierra.


Pues aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados».


El Señor detesta a los orgullosos. Ciertamente recibirán su castigo.


Y él da gracia con generosidad. Como dicen las Escrituras: «Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes».


Pues ustedes saben muy bien que el día del regreso del Señor llegará inesperadamente, como un ladrón en la noche.


Entonces deben expulsar a ese hombre y entregárselo a Satanás, para que su naturaleza pecaminosa sea destruida y él mismo sea salvo el día que el Señor vuelva.


pero aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados.


»Miren, les envío al profeta Elías antes de que llegue el gran y terrible día del Señor.


Qué aflicción les espera a ustedes que dicen: «¡Si tan solo hoy fuera el día del Señor!». No tienen la menor idea de lo que desean. Ese día no traerá luz, sino oscuridad.


»Ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, glorifico y doy honra al Rey del cielo. Todos sus actos son justos y verdaderos, y es capaz de humillar al soberbio».


No han hecho nada para reparar las grietas de las murallas que rodean la nación. No la han ayudado a mantenerse firme en la batalla el día del Señor.


Pues este es el día del Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, día para vengarse de sus enemigos. La espada devorará hasta quedar satisfecha, ¡sí, hasta que se emborrache de la sangre de ustedes! El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates.


En aquel día, el Señor castigará a los dioses de los cielos y a los soberbios gobernantes en las naciones de la tierra.


La tierra está de duelo y se seca, y el suelo se consume y se marchita; hasta los mejores habitantes de la tierra se consumen.


Pues miren, el día del Señor ya viene, el día terrible de su furia y de su ira feroz. La tierra quedará desolada, y con ella los pecadores serán destruidos.


Griten de terror, porque ha llegado el día del Señor, el momento para que el Todopoderoso destruya.


Rescatas al humilde, pero tus ojos observan al orgulloso y lo humillas.


»¿Por qué el Todopoderoso no trae a juicio a los malvados? ¿Por qué los justos deben esperarlo en vano?


Señor, mi corazón no es orgulloso; mis ojos no son altivos. No me intereso en cuestiones demasiado grandes o impresionantes que no puedo asimilar.


Allanaré los montes y las colinas y arruinaré toda su vegetación. Convertiré los ríos en tierra seca y secaré todas las lagunas.


Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan que ha llegado el tiempo del favor del Señor junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos.


En toda la historia nunca ha habido un tiempo de terror como este. Será un tiempo de angustia para mi pueblo Israel. ¡Pero al final será salvo!


Pero esto es lo que dice el Señor: «Pagaré su maldad con maldad; no podrán librar su cuello de la soga. No volverán a caminar con orgullo, porque será un tiempo terrible».


Derribaré tus muros y demoleré tus defensas.


un día de sonido de trompeta y gritos de batalla. ¡Caen las ciudades amuralladas y las más sólidas fortificaciones!


En ese día ya no hará falta que sean avergonzados, porque dejarán de rebelarse contra mí. Quitaré al orgulloso y al arrogante de entre ustedes; no habrá más altivez en mi monte santo.


Enciendes una lámpara para mí. El Señor, mi Dios, ilumina mi oscuridad.


Pero el Señor simplemente se ríe, porque ve que el día de su juicio se acerca.


Levántate, oh Juez de la tierra; dales su merecido a los orgullosos.


La humanidad será destruida y la gente derribada; hasta los arrogantes bajarán la mirada con humildad.


Después de que el Señor haya utilizado al rey de Asiria para llevar a cabo sus propósitos en el monte Sion y en Jerusalén, se volverá contra el rey de Asiria y lo castigará, porque es soberbio y arrogante.


¡Pero miren! El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, con gran fuerza cortará al poderoso árbol de Asiria. Echará abajo a los soberbios; ese árbol altanero será talado.


«Yo, el Señor, castigaré al mundo por su maldad y a los perversos por su pecado. Aplastaré la arrogancia de los soberbios y humillaré el orgullo de los poderosos.


En cambio, serás bajado al lugar de los muertos, a las profundidades más hondas.


Él juzga a los poderosos del mundo y los reduce a nada.


Mi pueblo elegido se comporta como buitres moteados, pero es el pueblo mismo el que está rodeado de buitres. ¡Que salgan los animales salvajes para que despedacen sus cadáveres!


«Así dice el Señor: esto muestra cómo pudriré el orgullo de Judá y Jerusalén.


«Mira, pueblo arrogante, yo soy tu enemigo —dice el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales—. Ha llegado el día de tu juicio, el día en que te castigaré.


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