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Isaías 14:30 - Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Alimentaré a los pobres en mis pastos; los necesitados se acostarán en paz. En cuanto a ustedes, los aniquilaré con el hambre y destruiré a los pocos que queden.

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Biblia Reina Valera 1960

30 Y los primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán confiados; mas yo haré morir de hambre tu raíz, y destruiré lo que de ti quedare.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Entonces mis pobres se alimentarán de mis campos y los que nada tienen dormirán tranquilos, mientras que a tus hijos los haré morir de hambre y mataré a los sobrevivientes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Que hará morir de hambre a tu cepa y matará tu remanente, Mientras que los más indigentes serán apacentados Y los pobres reposarán confiados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 que matará de hambre tu estirpe y tu descendencia degollará. Los indigentes pacerán en mis pastos y los necesitados se acostarán seguros.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

30 Y el primogénito del pobre será apacentado, y el necesitado se acostará seguro; y de hambre mataré tu raíz, y él destruirá tu remanente.

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Isaías 14:30
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Estas dos calamidades te han ocurrido: la desolación y la destrucción, el hambre y la guerra. Y ¿quién ha quedado para compadecerse de ti? ¿Quién ha quedado para consolarte?


Luego Isaías le dijo a Ezequías: «Esta es la prueba de que es cierto lo que digo: »Este año ustedes solo comerán lo que crezca por sí mismo, y el año próximo comerán lo que de eso brote. Sin embargo, el tercer año, plantarán cultivos y los cosecharán; cuidarán de sus viñedos y comerán de su fruto.


estos son los que habitarán en las alturas. Las rocas de los montes serán su fortaleza; se les proveerá alimentos, y tendrán agua en abundancia.


Atacarán a su vecino de la derecha pero seguirán con hambre. Devorarán a su vecino de la izquierda, pero no quedarán satisfechos. Al final, se comerán hasta a sus propios hijos.


Irán de un lugar a otro, fatigados y hambrientos. Y porque tienen hambre, se pondrán furiosos y maldecirán a su rey y a su Dios. Levantarán la mirada al cielo


En aquel día, los corderos encontrarán buenos pastos, y entre las ruinas apacentarán las ovejas engordadas y los cabritos.


¿Cómo se atreven a aplastar a mi pueblo, al restregar la cara de los pobres contra el polvo?», reclama el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales.


La enfermedad les carcome la piel; la muerte devora sus miembros.


El Señor se presenta para pronunciar juicio sobre los ancianos y los gobernantes de su pueblo: «Ustedes han destruido a Israel, mi viñedo. Sus casas están llenas de cosas robadas a los pobres.


Hará justicia a los pobres y tomará decisiones imparciales con los que son explotados. La tierra temblará con la fuerza de su palabra, y bastará un soplo de su boca para destruir a los malvados.


Los humildes se llenarán de una alegría nueva de parte del Señor; los pobres se alegrarán en el Santo de Israel.


Quedarán solo los sencillos y los humildes porque son ellos quienes confían en el nombre del Señor.


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