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Isaías 12:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Miren, Dios ha venido a salvarme. Confiaré en él y no tendré temor. El Señor Dios es mi fuerza y mi canción; él me ha dado la victoria».

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Biblia Reina Valera 1960

2 He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¡Vean cómo es él, el Dios que me salva! En él confío y no tengo más miedo, pues Yavé es mi fuerza y mi canción, él ha sido mi salvación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 He aquí Dios es mi salvación; Me aseguraré° y no temeré, Porque mi fortaleza y mi cántico es YH, YHVH, Y Él fue mi salvación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Mirad al Dios de mi salvación: confío y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 He aquí, Dios es mi salvación; confiaré, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, Jehová, el cual ha sido mi salvación.

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Isaías 12:2
41 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor es mi fuerza y mi canción; él me ha dado la victoria. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, ¡y lo exaltaré!


El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar?


El Señor es mi fuerza y mi canción; me ha dado la victoria.


Y gritaban con gran estruendo: «¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero!».


Pero yo te ofreceré sacrificios con cantos de alabanza, y cumpliré todas mis promesas. Pues mi salvación viene solo del Señor».


Pero el Señor salvará al pueblo de Israel con salvación eterna; por los siglos de los siglos, nunca más será humillado ni avergonzado.


Y su nombre será: “El Señor es nuestra justicia”. En ese día Judá estará a salvo, e Israel vivirá seguro.


Nuestro culto a ídolos en las colinas y nuestras orgías religiosas en las montañas son una falsa ilusión. Solo en el Señor nuestro Dios encontrará Israel salvación.


Entonces aprenderán que solo tú te llamas el Señor, que solo tú eres el Altísimo, supremo sobre toda la tierra.


Sin duda alguna, el gran misterio de nuestra fe es el siguiente: Cristo fue revelado en un cuerpo humano y vindicado por el Espíritu. Fue visto por ángeles y anunciado a las naciones. Fue creído en todo el mundo y llevado al cielo en gloria.


Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles.


pero sí le demostraré amor al pueblo de Judá. Lo libraré de sus enemigos, no con armas y ejércitos ni con caballos y jinetes, sino con mi poder como el Señor su Dios».


El Señor ha enviado el siguiente mensaje a cada país: «Díganle al pueblo de Israel: “Miren, ya viene su Salvador. Vean, él trae consigo su recompensa”».


Cada uno será como refugio del viento y resguardo de la tormenta, como corrientes de agua en el desierto y sombra de una gran roca en tierra reseca.


Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).


Luego Ana oró: «¡Mi corazón se alegra en el Señor! El Señor me ha fortalecido. Ahora tengo una respuesta para mis enemigos; me alegro porque tú me rescataste.


Esto es lo que me salvará: no soy ningún impío. Si lo fuera, no podría estar delante de él.


Tienen confianza y viven sin temor, y pueden enfrentar triunfantes a sus enemigos.


Así que esto dice el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales: «Oh, mi pueblo de Sion, no temas a los asirios cuando te opriman con vara y con garrote como lo hicieron los egipcios hace mucho tiempo.


¿Por qué? Porque te has apartado del Dios que puede salvarte. Te has olvidado de la Roca que puede esconderte. Así que tal vez plantes las mejores vides e importes los tallos más costosos.


a menos que vuelvan a mí en busca de ayuda. Que se reconcilien conmigo; sí, que se reconcilien conmigo».


Y ahora habla el Señor, el que me formó en el seno de mi madre para que fuera su siervo, el que me encomendó que le trajera a Israel de regreso. El Señor me ha honrado y mi Dios me ha dado fuerzas.


Entre ustedes, ¿quién teme al Señor y obedece a su siervo? Si caminan en tinieblas, sin un solo rayo de luz, confíen en el Señor y dependan de su Dios.


¡Me llené de alegría en el Señor mi Dios! Pues él me vistió con ropas de salvación y me envolvió en un manto de justicia. Soy como un novio vestido para su boda o una novia con sus joyas.


Alégrense; regocíjense para siempre en mi creación. ¡Y miren! Yo crearé una Jerusalén que será un lugar de felicidad, y su pueblo será fuente de alegría.


Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios.


¡Alégrense, habitantes de Jerusalén! ¡Alégrense en el Señor su Dios! Pues la lluvia que él envía demuestra su fidelidad. Volverán las lluvias de otoño, así como las de primavera.


¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!


Hiciste de Israel tu pueblo para siempre y tú, oh Señor, llegaste a ser su Dios.


Con tu poder formaste las montañas y te armaste de una fuerza poderosa.


¡Nuestro Dios es un Dios que salva! El Señor Soberano nos rescata de la muerte.


Pero Dios aplastará las cabezas de sus enemigos; aplastará los cráneos de los que aman sus caminos perversos.


Te doy gracias por contestar mi oración, ¡y por darme la victoria!


Pues el Señor es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey; él cuidará de nosotros y nos salvará.


Imagínense: el Señor está dispuesto a sanarme. Cantaré sus alabanzas con instrumentos todos los días de mi vida en el templo del Señor.


«Yo, sí, yo soy quien te consuela. Entonces, ¿por qué les temes a simples seres humanos que se marchitan como la hierba y desaparecen?


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