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Isaías 11:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 En ese día, el Señor extenderá su mano por segunda vez para traer de regreso al remanente de su pueblo: los que queden en Asiria y el norte de Egipto; en el sur de Egipto, Etiopía y Elam; en Babilonia, Hamat y todas las tierras costeras distantes.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Al mismo tiempo, el Señor volverá a tender su mano para rescatar al resto de su pueblo, a los que todavía queden en Asur y Egipto, en Patros, Etiopía y Elam, en Senar, Jamat y las islas del mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 En aquel día Adonay° volverá a recobrar con su mano, Por segunda vez, al remanente de su pueblo, Que haya quedado en Asiria y en Egipto, En Patros, en Etiopía y en Persia,° En Caldea,° en Hamat° y en las islas del mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Sucederá en aquel día: el Señor hará un segundo gesto con su mano para rescatar al resto de su pueblo: los que hayan quedado de Asiria y de Egipto, de Patrós, de Cus y de Elam, de Sinar, de Jamat y de las islas del mar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y acontecerá en aquel tiempo, que Jehová volverá a extender su mano, por segunda vez, para recobrar el remanente de su pueblo que haya quedado de Asiria, de Egipto, de Patros, de Etiopía, de Elam, de Sinar, de Hamat y de las islas del mar.

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Isaías 11:11
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Vendrá gente de muchos países y te honrará: desde Asiria hasta las ciudades de Egipto, desde Egipto hasta el río Éufrates y desde los mares distantes y las montañas lejanas.


Y entonces todo Israel será salvo. Como dicen las Escrituras: «El que rescata vendrá de Jerusalén y apartará a Israel de la maldad.


En ese día, el remanente que quedará en Israel, los sobrevivientes de la casa de Jacob, ya no seguirán confiando en aliados que buscan destruirlos. En cambio, confiarán fielmente en el Señor, el Santo de Israel.


Vendrán de Egipto como una bandada de aves. Regresarán de Asiria temblando como palomas y los traeré de regreso a casa», dice el Señor.


Realizaré una señal entre ellos y enviaré a los sobrevivientes a que lleven mi mensaje a las naciones: a Tarsis, a los libios y a los lidios (que son famosos arqueros), a Tubal y a Grecia y a todas las tierras más allá del mar que no han oído de mi fama ni han visto mi gloria. Allí declararán mi gloria ante las naciones.


No vacilará ni se desalentará hasta que prevalezca la justicia en toda la tierra. Aun las tierras lejanas más allá del mar esperarán sus instrucciones».


En las tierras del oriente, denle gloria al Señor; en las tierras más allá del mar, alaben el nombre del Señor, Dios de Israel.


Hemos destruido a Calno como hicimos antes con Carquemis. Hamat cayó ante nosotros como antes había caído Arfad, y destruimos a Samaria como lo hicimos con Damasco.


Al emigrar hacia el oriente, encontraron una llanura en la tierra de Babilonia y se establecieron allí.


Los descendientes de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram.


Él construyó su reino en la tierra de Babilonia, con las ciudades de Babel, Erec, Acad y Calne.


En cambio, cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado.


Pues, si el rechazo de ellos hizo que Dios ofreciera la salvación al resto del mundo, la aceptación de ellos será algo aún más maravilloso. ¡Será vida para los que estaban muertos!


La destrucción de Hamat está asegurada, ciudad ubicada cerca de Damasco, también para las ciudades de Tiro y de Sidón, aunque sean tan astutas.


—A la tierra de Babilonia —me respondió—, donde construirán un templo para la canasta. Luego, cuando el templo esté listo, colocarán la canasta allí sobre un pedestal.


El Señor los llenará de terror cuando destruya a todos los dioses de la tierra. Entonces naciones en todo el mundo adorarán al Señor, cada una en su propio país.


Entonces los pueblos de Judá e Israel se unirán, elegirán un solo líder y regresarán juntos del destierro. Qué gran día será —el día de Jezreel— cuando Dios plantará de nuevo a su pueblo en su tierra.


»Después, dirigirá su atención a la región de la costa y conquistará muchas ciudades. Sin embargo, un comandante de otra tierra pondrá fin a su insolencia y lo hará retirarse avergonzado.


En esta visión me encontraba en la fortaleza de Susa, en la provincia de Elam, de pie junto al río Ulai.


Destruiré el sur de Egipto, prenderé fuego a Zoán y traeré juicio sobre Tebas.


Te labraron los remos con robles de Basán. Tu cubierta hecha de pino de las costas de Chipre se incrustó con marfil.


Este es el mensaje que se dio acerca de Damasco. Esto dice el Señor: «El temor se apoderó de las ciudades de Hamat y Arfad porque oyeron los anuncios de su propia destrucción. El corazón de ellos está agitado como el mar cuando hay una tormenta furiosa.


Este es el mensaje que recibió Jeremías con relación a los judíos que vivían en el norte de Egipto, en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis y también en el sur de Egipto.


»Ustedes, naciones del mundo, escuchen este mensaje del Señor; proclámenlo en las costas lejanas: El Señor, quien dispersó a su pueblo, lo reunirá y lo cuidará como hace un pastor con su rebaño.


Esto dice el Señor: «Gobernarás a los egipcios, a los etíopes y a los sabeos. Ellos acudirán a ti con toda su mercancía, y toda ella te pertenecerá. Te seguirán como prisioneros encadenados y caerán de rodillas ante ti y dirán: “Dios está contigo y él es el único Dios; no hay otro”».


Que el mundo entero glorifique al Señor; que cante su alabanza.


¡Canten al Señor un nuevo cántico! ¡Canten sus alabanzas desde los confines de la tierra! Canten, ustedes que navegan los mares, los que viven en las costas lejanas.


Abrirá una carretera para el remanente de su pueblo, el remanente que viene de Asiria, tal como lo hizo por Israel hace mucho tiempo cuando regresó de Egipto.


El Señor dice: «Haré descender a mis enemigos desde Basán; los levantaré desde las profundidades del mar.


En esos días, estalló la guerra en la región. Amrafel, rey de Babilonia; Arioc, rey de Elasar; Quedorlaomer, rey de Elam; y Tidal, rey de Goim,


El rey Jerjes impuso un tributo en todo su imperio, incluso hasta las costas lejanas.


Si el Señor de los Ejércitos Celestiales no hubiera perdonado la vida a unos cuantos entre nosotros, habríamos sido exterminados como Sodoma y destruidos como Gomorra.


El Señor se dará a conocer a los egipcios; así es, conocerán al Señor y le darán a él sus sacrificios y ofrendas. Harán un voto al Señor y lo cumplirán.


El Señor herirá a Egipto, y después lo sanará porque los egipcios se volverán al Señor, y él escuchará sus súplicas y los sanará.


Y ustedes, los que quedan en Judá, los que han escapado de los estragos del ataque, echarán raíces en su propio suelo, crecerán y prosperarán.


Restauraré la prosperidad de Egipto y haré volver a sus habitantes a la tierra de Patros, en el sur de Egipto, de donde provenían. Sin embargo, Egipto seguirá siendo un reino menor y sin importancia.


»Allí está Elam, rodeado por las tumbas de todas sus multitudes, los que fueron masacrados a espada. Antes infundían terror en el corazón de muchos por todas partes, ahora descendieron como paganos al mundo de abajo. Ahora yacen en la fosa, con la misma vergüenza de los que murieron antes que ellos.


Al cabo de mucho tiempo, recibirás la orden de entrar en combate. En un futuro lejano, caerás en picada sobre la tierra de Israel, la cual estará disfrutando de paz, después de haberse recuperado de la guerra y luego de que su gente haya regresado de otras tierras hacia los montes de Israel.


El Señor le dio la victoria sobre el rey Joacim de Judá y le permitió llevarse algunos de los objetos sagrados del templo de Dios. Así que Nabucodonosor se los llevó a Babilonia y los puso en la casa del tesoro del templo de su dios.


El segundo, llamado Gihón, rodeaba toda la tierra de Cus.


Pero los israelitas son tu pueblo y tu posesión más preciada, los que sacaste de Egipto con tu gran fuerza y tu brazo poderoso”.


El rey de Asiria transportó grupos de gente desde Babilonia, Cuta, Ava, Hamat y Sefarvaim, y los reubicó en las ciudades de Samaria en reemplazo del pueblo de Israel. Ellos tomaron posesión de Samaria y habitaron sus ciudades;


Veo una visión aterradora: veo al traidor traicionando, al destructor destruyendo. Adelante, ustedes, elamitas y medos: ataquen y asedien. Yo pondré fin a todos los gemidos que provocó Babilonia.


Los elamitas son los arqueros. Están en sus carros de guerra con los conductores. Los hombres de Kir sostienen los escudos.


¡Miren! Mi pueblo regresará desde muy lejos, desde tierras del norte y del occidente, y desde tan al sur como Egipto».


Pues algún día la gente me seguirá. Yo, el Señor, rugiré como un león. Y cuando ruja, mi pueblo regresará temblando del occidente.


»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: pueden estar seguros de que rescataré a mi pueblo del oriente y del occidente.


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