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Isaías 10:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Qué aflicción les espera a los jueces injustos y a los que emiten leyes injustas!

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Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Pobres de aquellos que dictan leyes injustas y ponen por escrito los decretos de la maldad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Ay de quienes decretan decretos injustos, Y legislan leyes inicuas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Ay de quienes decretan decretos inicuos y escriben escritos vejatorios

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 ¡Ay de los que decretan leyes injustas, y escriben tiranía que ellos han prescrito,

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Isaías 10:1
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»¡Qué aflicción les espera a ustedes, expertos en la ley religiosa! Pues le quitan a la gente la llave del conocimiento. Ustedes mismos no entran al reino e impiden que otros entren.


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues se cuidan de dar el diezmo sobre el más mínimo ingreso de sus jardines de hierbas, pero pasan por alto los aspectos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Es cierto que deben diezmar, pero sin descuidar las cosas más importantes.


Cuando lo vieron, los principales sacerdotes y los guardias del templo comenzaron a gritar: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». —Llévenselo ustedes y crucifíquenlo —dijo Pilato—. Yo no lo encuentro culpable.


Los padres dijeron eso por miedo a los líderes judíos, quienes habían anunciado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga.


»Pronto sus cautivos se burlarán de ellos. Se mofarán, diciendo: “¡Qué aflicción les espera, ladrones! ¡Ahora tendrán su merecido! Se hicieron ricos por medio de la extorsión, pero ¿cuánto tiempo puede durar esto?”.


¡Qué aflicción para ustedes que se apropian de una casa tras otra y de un campo tras otro hasta que todos queden desalojados y ustedes vivan solos en la tierra!


¡Qué aflicción les espera! Pues siguen los pasos de Caín, quien mató a su hermano. Al igual que Balaam, engañan a la gente por dinero; y, como Coré, perecen en su propia rebelión.


Pues el Hijo del Hombre tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. ¡Pero qué terrible será para el que lo traiciona! ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Edifican tumbas a los profetas que sus antepasados mataron, y adornan los monumentos de la gente justa que sus antepasados destruyeron.


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues son como tumbas blanqueadas: hermosas por fuera, pero llenas de huesos de muertos y de toda clase de impurezas por dentro.


»¡Qué aflicción te espera a ti que construyes ciudades con el dinero adquirido mediante el crimen y la corrupción!


»¡Qué aflicción te espera a ti que construyes mansiones con dinero deshonesto! Crees que tu riqueza comprará seguridad y así pondrás el nido familiar fuera de peligro.


¡Tú respetas solo las leyes del malvado rey Omri; sigues solo el ejemplo del perverso rey Acab! Por lo tanto, haré de ti un ejemplo, llevándote a la ruina. Serás tratado con desprecio, ridiculizado por todos los que te vean».


«¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues, si en las perversas ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los milagros que hice entre ustedes, hace tiempo sus habitantes se habrían arrepentido de sus pecados vistiéndose con ropa de tela áspera y echándose ceniza sobre la cabeza en señal de remordimiento.


¡Qué aflicción te espera a ti que les dices a ídolos de madera: “Despierten y sálvennos!”. A imágenes de piedra, mudas, dices: “¡Levántense y enséñennos!”. ¿Podrá un ídolo decirte qué hacer? Aunque estén recubiertos de oro y plata, por dentro no tienen vida.


»¡Qué aflicción te espera a ti que emborrachas a tus vecinos! Los obligas a beber para regodearte de la vergüenza de su desnudez.


Y el Señor dice: «¡Qué aflicción le espera a Joacim, que edifica su palacio con trabajo forzado! Construye las paredes a base de injusticia, porque obliga a sus vecinos a trabajar, y no les paga por su trabajo.


¡Qué aflicción para los que arrastran sus pecados con sogas hechas de mentiras, que arrastran detrás de sí la maldad como si fuera una carreta!


En cambio, los malvados están condenados, porque recibirán exactamente lo que se merecen.


¡No! En el corazón traman injusticia y desparraman violencia por toda la tierra.


Qué aflicción para los que se levantan temprano por la mañana en busca de un trago de alcohol, y pasan largas noches bebiendo vino hasta tener una fuerte borrachera.


Luego llegaron los dos sinvergüenzas y se sentaron frente a él. Entonces acusaron a Nabot ante todos los presentes diciendo: «Este hombre maldijo a Dios y al rey». Entonces arrastraron a Nabot hasta sacarlo de la ciudad y lo mataron a pedradas.


El Señor se presenta para pronunciar juicio sobre los ancianos y los gobernantes de su pueblo: «Ustedes han destruido a Israel, mi viñedo. Sus casas están llenas de cosas robadas a los pobres.


Aceptan sobornos para dejar en libertad a los perversos, y castigan a los inocentes.


Los que condenan a los inocentes con sus falsos testimonios desaparecerán. Un destino parecido les espera a los que usan el engaño para pervertir la justicia y mienten para destruir a los inocentes.


A nadie le importa ser justo y honrado; las demandas legales de la gente se basan en mentiras. Conciben malas acciones y después dan a luz el pecado.


Sabemos que nos hemos rebelado contra el Señor y también lo hemos negado; le hemos dado la espalda a nuestro Dios. Sabemos que hemos sido injustos y opresores, preparando con cuidado nuestras mentiras engañosas.


Tampoco inclines tu testimonio en favor de una persona solo porque sea pobre.


»Ante una demanda judicial, no le negarás la justicia al pobre.


Pisotean en el polvo a los indefensos y quitan a los oprimidos del camino. Tanto el padre como el hijo se acuestan con la misma mujer y así profanan mi santo nombre.


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