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Isaías 1:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 ¿Por qué buscar más castigo? ¿Se rebelarán para siempre? Tienen la cabeza herida y el corazón angustiado.

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Biblia Reina Valera 1960

5 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¿Dónde quieren que les pegue ahora, ya que siguen rebeldes? Tienen toda la cabeza dolorida, el corazón entero apenado,

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 ¿Dónde° seguiros hiriendo si os seguís rebelando? Toda la cabeza está enferma, y el corazón, agotado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 ¿Dónde golpearos aún si seguís rebelándoos? Toda la cabeza está enferma, todo el corazón extenuado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 ¿Para qué habéis de ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.

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Isaías 1:5
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Tu impureza es tu lascivia y la corrupción fruto de tu idolatría. Yo traté de limpiarte, pero tú te negaste. Ahora quedarás en tu inmundicia hasta que sacie mi furia contra ti”.


Señor, tú estás buscando la honradez. Golpeaste a tu pueblo, pero no prestó atención. Los has aplastado, pero se negaron a ser corregidos. Son tercos, de caras duras como piedra; rehusaron arrepentirse.


Pueblo mío, aunque eres rebelde y perverso, ven y regresa al Señor.


los profetas dan profecías falsas, y los sacerdotes gobiernan con mano de hierro. Peor todavía, ¡a mi pueblo le encanta que sea así! Ahora bien, ¿qué harán ustedes cuando todo esto llegue a su fin?


«Mi pueblo encorva sus lenguas como arcos para lanzar mentiras. Se rehúsan a defender la verdad; solo van de mal en peor. Ellos no me conocen», dice el Señor.


He castigado a tus hijos, pero no respondieron a mi disciplina. Tú mismo mataste a tus profetas como un león mata a su presa.


Nuestros reyes, líderes, sacerdotes y antepasados no obedecieron tu ley ni prestaron atención a las advertencias de tus mandatos y leyes.


Así que iré y hablaré a sus líderes. Sin duda ellos conocen los caminos del Señor y entienden las leyes de Dios». Pero los líderes también, como un solo hombre, se habían librado del yugo de Dios y roto las cadenas.


El pueblo de Israel ya no dirá: «Estamos enfermos e indefensos», porque el Señor perdonará sus pecados.


Manasés se alimentará de Efraín, Efraín se alimentará de Manasés, y los dos devorarán a Judá. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.


Pues después de tanto castigo, el pueblo seguirá sin arrepentirse; no buscará al Señor de los Ejércitos Celestiales.


Tus líderes son rebeldes, compañeros de ladrones. A todos ellos les encantan los sobornos y exigen que se los den, pero se niegan a defender la causa de los huérfanos y a luchar por los derechos de las viudas.


Aun durante este tiempo de dificultades, el rey Acaz siguió rechazando al Señor.


Por tercera vez, el rey envió a un capitán con cincuenta hombres; pero esta vez el capitán subió a la colina, se arrodilló ante Elías y le suplicó: —Hombre de Dios, por favor, perdone mi vida y también la vida de estos cincuenta siervos suyos.


¿Acaso puede un etíope cambiar el color de su piel? ¿Puede un leopardo quitarse sus manchas? Tampoco ustedes pueden comenzar a hacer el bien porque siempre han hecho lo malo.


»El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?


Entonces todas las mujeres presentes y todos los hombres que sabían que sus esposas habían quemado incienso a los ídolos —una gran multitud de todos los judíos que vivían en el norte y en el sur de Egipto— le contestaron a Jeremías:


Tenemos el corazón angustiado y cansado, y nuestros ojos se nublan por las lágrimas,


No han cuidado de las débiles; no se han ocupado de las enfermas ni han vendado las heridas; no salieron a buscar a las descarriadas y perdidas. En cambio, las gobernaron con mano dura y con crueldad.


Buscaré a mis perdidas y las traeré sanas y salvas de regreso a casa. Vendaré a las heridas y fortaleceré a las débiles. Sin embargo, destruiré a las gordas y poderosas; ¡a ellas también les daré de comer, pero juicio!


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