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Isaías 1:31 - Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Los más fuertes de ustedes desaparecerán como la paja; sus malas acciones serán la chispa que la encienda. Ellos y sus malas acciones se quemarán juntos, y nadie podrá apagar el fuego.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 El hombre importante quedará como un trapo y su trabajo como una chispa; se quemarán los dos juntos, y no habrá nadie para apagar el fuego.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 El fuerte será la estopa, y su obra la chispa, Y ambos arderán juntos, y no habrá quien los apague.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Será como estopa el hombre robusto y su obra, chispa; arderán a una los dos sin que nadie los apague.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

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Isaías 1:31
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y cuando salgan, verán los cadáveres de los que se han rebelado contra mí. Los gusanos que los devoran nunca morirán, y el fuego que los quema nunca se apagará. Todos los que pasen por allí se llenarán de horror absoluto».


El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: «El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas.


En lo profundo de la tumba, líderes poderosos, en tono de burla, darán la bienvenida a Egipto y a sus aliados diciendo: “Ya descendieron; yacen entre los paganos, entre multitudes masacradas a espada”.


Después el diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego que arde con azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por siempre jamás.


Y la bestia fue capturada, y junto con ella, el falso profeta que hacía grandes milagros en nombre de la bestia; milagros que engañaban a todos los que habían aceptado la marca de la bestia y adorado a su estatua. Tanto la bestia como el falso profeta fueron lanzados vivos al lago de fuego que arde con azufre.


Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.


Pero tengan cuidado, ustedes que viven en su propia luz, y que se calientan en su propia fogata. Esta es la recompensa que recibirán de mí: pronto caerán en gran tormento.


Yo llamé al poderoso ejército de Egipto con todos sus carros de guerra y sus caballos. Los sumergí debajo de las olas, y se ahogaron; su vida se apagó como mecha humeante.


Los pecadores de Jerusalén tiemblan de temor; el terror se apodera de los que no tienen a Dios. «¿Quién puede vivir con este fuego devorador? —claman—. ¿Quién puede sobrevivir a este fuego consumidor?».


Mi enojo habrá desaparecido. Si encuentro zarzas y espinos en crecimiento, los atacaré; los quemaré,


Oh Señor, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado. Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo; entonces quedarán avergonzados. Que tu fuego consuma a tus enemigos.


La tierra quedará ennegrecida por la furia del Señor de los Ejércitos Celestiales. El pueblo será combustible para el fuego, y nadie perdonará la vida ni siquiera de su propio hermano.


Por lo tanto, así como las lenguas de fuego consumen los rastrojos, y la hierba seca se marchita y cae en medio de la llama, así las raíces de ellos se pudrirán y sus flores se marchitarán. Pues han rechazado la ley del Señor de los Ejércitos Celestiales; han despreciado la palabra del Santo de Israel.


Cuando Sansón llegó a Lehi, los filisteos salieron gritando de triunfo. Sin embargo, el Espíritu del Señor vino con poder sobre Sansón, y él rompió las sogas que tenía atadas en los brazos como si fueran hilos de lino quemados, y cayeron de las muñecas.


Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».


El Señor lavará la inmundicia de la hermosa Sion y limpiará a Jerusalén de sus manchas de sangre con el aliento abrasador de su ardiente juicio.


Por lo tanto, una maldición consume la tierra; sus habitantes tienen que pagar el precio por su pecado. El fuego los destruye, y solo unos cuantos quedan con vida.


Ustedes, los asirios, no producen más que hierba seca y rastrojos; su propio aliento se convertirá en fuego y los consumirá.


«Los que se “consagran” y se “purifican” en un huerto sagrado con su ídolo en el centro, celebrando con carne de cerdo, de rata y con otras carnes detestables, tendrán un final terrible», dice el Señor.


Esto dice el Señor a la dinastía de David: »”¡Hagan justicia cada mañana al pueblo que ustedes juzgan! Ayuden a los que han sufrido robos; rescátenlos de sus opresores. De lo contrario, mi enojo arderá como fuego insaciable debido a todos sus pecados.


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