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Isaías 1:28 - Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Pero los rebeldes y los pecadores serán destruidos por completo, y los que abandonen al Señor serán consumidos.

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Biblia Reina Valera 1960

28 Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 rebeldes y pecadores serán destrozados y aquellos que se alejen de Yavé, perecerán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Pero la destrucción de impíos y pecadores será simultánea, Y los que abandonan° a YHVH serán consumidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 ¡Ruina sobre rebeldes y pecadores a la vez! Los que abandonaron a Yahveh perecerán.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

28 Mas los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos.

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Isaías 1:28
38 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pues el Señor cuida el sendero de los justos, pero la senda de los malos lleva a la destrucción.


»Pero los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que rinden culto a ídolos y todos los mentirosos, tendrán su destino en el lago de fuego que arde con azufre. Esta es la segunda muerte».


la calamidad caerá sobre ustedes de repente, como una pared pandeada que explota y se cae. En un instante, se desplomará y se derrumbará.


¿No es calamidad para los malvados y desgracia para quienes hacen el mal?


Por esa misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen han sido reservados para el fuego. Están guardados para el día del juicio, cuando será destruida la gente que vive sin Dios.


Cuando la gente esté diciendo: «Todo está tranquilo y seguro», entonces le caerá encima la catástrofe tan repentinamente como le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada; y no habrá escapatoria posible.


Y cuando salgan, verán los cadáveres de los que se han rebelado contra mí. Los gusanos que los devoran nunca morirán, y el fuego que los quema nunca se apagará. Todos los que pasen por allí se llenarán de horror absoluto».


»Pero como el resto de ustedes abandonó al Señor y se olvidó de su templo, y como preparó fiestas para honrar al dios de la Fortuna y le ofreció vino mezclado al dios del Destino,


Pero tengan cuidado, ustedes que viven en su propia luz, y que se calientan en su propia fogata. Esta es la recompensa que recibirán de mí: pronto caerán en gran tormento.


Quien se niega tercamente a aceptar la crítica será destruido de repente sin poder recuperarse.


Pero expulsa a los que recurren a caminos torcidos, oh Señor; llévatelos junto con aquellos que hacen el mal. ¡Que Israel tenga paz!


Que todos los pecadores desaparezcan de la faz de la tierra; que dejen de existir para siempre los perversos. Que todo lo que soy alabe al Señor. ¡Alabado sea el Señor!


Tus enemigos, Señor, sin duda perecerán; todos los malhechores quedarán esparcidos.


Los que lo abandonen, perecerán, porque tú destruyes a los que se alejan de ti.


Pero los rebeldes serán destruidos; para ellos no hay futuro.


Reprendiste a las naciones y destruiste a los malvados; borraste sus nombres para siempre.


Destruirás a los que dicen mentiras; el Señor detesta a los asesinos y a los engañadores.


»Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues el Señor ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre.


Pero si siguen pecando, ustedes y su rey serán destruidos.


¡Qué nación tan pecadora, pueblo cargado con el peso de su culpa! Está lleno de gente malvada, hijos corruptos que han rechazado al Señor. Han despreciado al Santo de Israel y le han dado la espalda.


La tierra se tambalea como un borracho; tiembla como una carpa en medio de una tormenta. Cae para no volver a levantarse, porque es muy pesada la culpa de su rebelión.


Los pecadores de Jerusalén tiemblan de temor; el terror se apodera de los que no tienen a Dios. «¿Quién puede vivir con este fuego devorador? —claman—. ¿Quién puede sobrevivir a este fuego consumidor?».


Esto dice el Señor: «¿Despedí a la madre de ustedes porque me divorcié de ella? ¿Los vendí a ustedes como esclavos a mis acreedores? No, fueron vendidos a causa de sus propios pecados; su madre también fue llevada a causa de los pecados de ustedes.


Sin embargo, ¡se hacen los piadosos! Vienen al templo todos los días y parecen estar encantados de aprender todo sobre mí. Actúan como una nación justa que nunca abandonaría las leyes de su Dios. Me piden que actúe a su favor, fingiendo que quieren estar cerca de mí.


«Los que se “consagran” y se “purifican” en un huerto sagrado con su ídolo en el centro, celebrando con carne de cerdo, de rata y con otras carnes detestables, tendrán un final terrible», dice el Señor.


Oh Señor, esperanza de Israel, serán avergonzados todos los que se alejan de ti. Serán enterrados en el polvo de la tierra, porque han abandonado al Señor, la fuente de agua viva.


Tomaré a este remanente de Judá —los que estaban resueltos a venir y vivir en Egipto— y los consumiré. Caerán aquí en Egipto, muertos por guerra y hambre. Todos morirán, desde el menos importante hasta el más importante. Serán objeto de condenación, de horror, de maldición y de burla.


Que los sabios entiendan estas cosas. Que los que tienen discernimiento escuchen con atención. Los caminos del Señor son rectos y verdaderos, y los justos viven al andar en ellos; pero en esos mismos caminos, los pecadores tropiezan y caen.


Aun así, Edom ha sido independiente de Judá hasta el día de hoy. La ciudad de Libna también se rebeló por ese mismo tiempo. Todo esto ocurrió porque Yoram había abandonado al Señor, Dios de sus antepasados.


En un solo día Peka, hijo de Remalías y rey de Israel, mató a ciento veinte mil soldados de Judá —todos ellos guerreros con experiencia—, porque habían abandonado al Señor, Dios de sus antepasados.


Ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían vencido, porque dijo: «Puesto que estos dioses ayudaron a los reyes de Aram, me ayudarán a mí también si les ofrezco sacrificios»; pero en lugar de ayudarlo, lo llevaron a la ruina a él y a todo Judá.


Los derriba porque son malvados; lo hace abiertamente para que todos lo vean.


Pues se apartaron y dejaron de seguirlo; no respetan ninguno de sus caminos.


Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos nuestros actos de justicia, no son más que trapos sucios. Como las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos, y nuestros pecados nos arrasan como el viento.


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