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Isaías 1:18 - Biblia Nueva Traducción Viviente

18 »Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Ahora Yavé les dice: 'Vengan, para que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean colorados, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura, se volverán como lana blanca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y venid después y estaremos a cuenta, dice YHVH: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca° lana.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Venid, pues, y discutamos, -dice Yahveh-: si son vuestros pecados como la grana, blanquearán como la nieve; si son rojos como el carmín, se volverán como la lana.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta; si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

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Isaías 1:18
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

He disipado tus pecados como una nube y tus ofensas como la niebla de la mañana. Vuelve a mí, porque yo pagué el precio para ponerte en libertad».


Y yo le contesté: —Tú eres quien lo sabe, señor. Entonces él me dijo: —Estos son los que murieron en la gran tribulación. Han lavado y blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero.


Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.


»Expongan el caso de sus ídolos —dice el Señor—. Que demuestren lo que pueden hacer —dice el Rey de Israel—.


«Escuchen en silencio ante mí, tierras más allá del mar. Traigan sus argumentos más convincentes. Vengan ahora y hablen; el tribunal está listo para oír su caso.


La ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado, pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios.


Cada día de descanso, Pablo se encontraba en la sinagoga tratando de persuadir tanto a judíos como a griegos.


Ahora, permanezcan aquí en silencio delante del Señor mientras les recuerdo todas las grandes cosas que el Señor ha hecho por ustedes y por sus antepasados.


Como era su costumbre, Pablo fue al servicio de la sinagoga y, durante tres días de descanso seguidos, usó las Escrituras para razonar con la gente.


Esto dice el Señor: «¿Qué mal encontraron en mí sus antepasados que los llevó a alejarse tanto de mi lado? Rindieron culto a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles.


Al razonar Pablo con ellos acerca de la justicia, el control propio y el día de juicio que vendrá, Félix se llenó de miedo. «Vete por ahora —le dijo—. Cuando sea más conveniente, volveré a llamarte».


¡Y ahora, oh montañas, escuchen las quejas del Señor! Él entabla un pleito contra su pueblo y presentará sus cargos contra Israel.


Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro.


El que me hace justicia está cerca. Ahora, ¿quién se atreverá a presentar cargos en mi contra? ¿Dónde están mis acusadores? ¡Que se presenten!


Que los malvados cambien sus caminos y alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal. Que se vuelvan al Señor, para que les tenga misericordia. Sí, vuélvanse a nuestro Dios, porque él perdonará con generosidad.


y si los perversos abandonan su perversidad, obedecen la ley y hacen lo que es justo y correcto, salvarán su vida.


No se sacará a relucir ninguno de sus pecados pasados, porque hicieron lo que es justo y recto, por eso ciertamente vivirán.


No sigas mirando mis pecados; quita la mancha de mi culpa.


Tus líderes son rebeldes, compañeros de ladrones. A todos ellos les encantan los sobornos y exigen que se los den, pero se niegan a defender la causa de los huérfanos y a luchar por los derechos de las viudas.


El Señor ocupa su lugar en el tribunal, y presenta su caso contra su pueblo.


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