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Isaías 1:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 «¿Qué les hace pensar que yo deseo sus sacrificios? —dice el Señor—. Estoy harto de sus ofrendas quemadas de carneros y de la grasa del ganado engordado. No me agrada la sangre de los toros ni de los corderos ni de las cabras.

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Biblia Reina Valera 1960

11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¿Por qué tantos sacrificios en mi honor? -dice Yavé. Ya estoy saciado de sus animales, de la grasa de sus terneros. No me agrada la sangre de sus novillos, de sus corderos y chivos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 ¿De qué me sirve, dice YHVH, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de ganado gordo. No quiero sangre de bueyes, ni de corderos, ni de machos cabríos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 ¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? -dice Yahveh-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y cabritos no me agrada.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 ¿Para qué me sirven a mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

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Isaías 1:11
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«Odio todos sus grandes alardes y pretensiones, la hipocresía de sus festivales religiosos y asambleas solemnes.


Pero Samuel respondió: —¿Qué es lo que más le agrada al Señor: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.


Es inútil ofrecerme el incienso dulce de Saba. ¡Guárdense su cálamo aromático importado de tierras lejanas! No aceptaré sus ofrendas quemadas; sus sacrificios no tienen ningún aroma agradable para mí».


Pero a los que escojan sus propios caminos y se deleiten en sus pecados detestables, no les aceptaré sus ofrendas. Cuando tales personas sacrifiquen un toro, será tan inaceptable como un sacrificio humano. Cuando sacrifiquen un cordero, será como si hubieran sacrificado un perro. Cuando traigan una ofrenda de grano, igual sería que ofrecieran sangre de cerdo. Cuando quemen incienso, será como si hubieran bendecido a un ídolo.


¿Debemos ofrecerle miles de carneros y diez mil ríos de aceite de oliva? ¿Debemos sacrificar a nuestros hijos mayores para pagar por nuestros pecados?


«¡Cómo quisiera que alguno de ustedes cerrara las puertas del templo para que esos sacrificios despreciables no fueran ofrecidos! No estoy nada contento con ustedes —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y no aceptaré sus ofrendas.


El Señor detesta el sacrificio de los perversos, pero se deleita con las oraciones de los íntegros.


No tengo quejas de tus sacrificios ni de las ofrendas quemadas que ofreces constantemente.


El sacrificio del malvado es detestable, sobre todo cuando lo ofrece con malas intenciones.


Luego añadió: «Ahora vayan y aprendan el significado de la siguiente Escritura: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores».


Tú no deseas sacrificios; de lo contrario, te ofrecería uno. Tampoco quieres una ofrenda quemada.


Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «¡Tomen sus ofrendas quemadas y los demás sacrificios y cómanselos ustedes mismos!


»Entonces envió a otros sirvientes a decirles: “La fiesta está preparada. Se han matado los toros y las reses engordadas, y todo está listo. ¡Vengan al banquete!”.


Llevó un becerro, un carnero y un cordero de un año, para una ofrenda quemada,


No te deleitas en los sacrificios ni en las ofrendas. Ahora que me hiciste escuchar, finalmente comprendo: tú no exiges ofrendas quemadas ni ofrendas por el pecado.


Al Señor le agrada más cuando hacemos lo que es correcto y justo que cuando le ofrecemos sacrificios.


Sin embargo, ¡se hacen los piadosos! Vienen al templo todos los días y parecen estar encantados de aprender todo sobre mí. Actúan como una nación justa que nunca abandonaría las leyes de su Dios. Me piden que actúe a su favor, fingiendo que quieren estar cerca de mí.


Quiero que demuestren amor, no que ofrezcan sacrificios. Más que ofrendas quemadas, quiero que me conozcan.


No aceptaré sus ofrendas quemadas ni sus ofrendas de grano. Ni siquiera prestaré atención a sus ofrendas selectas de paz.


Entonces Hageo respondió: —Así mismo sucede con este pueblo y con esta nación, dice el Señor. Todo lo que hacen y todo lo que ofrecen, está contaminado por su pecado.


«Diles a tu pueblo y a tus sacerdotes: “Durante estos setenta años de destierro, cuando ayunaban y se vestían de luto en el verano y a comienzos del otoño, ¿hacían los ayunos realmente para mí?


Al pueblo le encanta ofrecerme sacrificios, y se deleitan con la carne, pero no acepto sus sacrificios. Yo haré responsable a mi pueblo de sus pecados y lo castigaré; ellos volverán a Egipto.


Presenten su pan hecho con levadura como una ofrenda de gratitud. ¡Luego entreguen sus ofrendas voluntarias para poder jactarse de ello en todas partes! Este es el tipo de cosas que a ustedes, israelitas, les encanta hacer», dice el Señor Soberano.


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