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Hechos 28:15 - Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Los hermanos de Roma se habían enterado de nuestra inminente llegada, y salieron hasta el Foro por el Camino Apio para recibirnos. En Las Tres Tabernas nos esperaba otro grupo. Cuando Pablo los vio, se animó y dio gracias a Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

15 de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Allí los hermanos salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas, pues ya tenían noticia de nuestra llegada. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se llenó de ánimo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Cuando los hermanos oyeron acerca de nosotros, salieron de allí a recibirnos hasta el foro de Apio y las Tres Tabernas, viendo a los cuales, Pablo dio gracias a Dios, y cobró buen ánimo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Los hermanos de allí, que habían tenido noticias nuestras, salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Al verlos Pablo, dio gracias a Dios y cobró ánimo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Y de allí, cuando los hermanos oyeron de nosotros, vinieron a recibirnos hasta el foro de Appio y Las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo.

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Hechos 28:15
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Acuérdense de aquellos que están en prisión, como si ustedes mismos estuvieran allí. Acuérdense también de los que son maltratados, como si ustedes mismos sintieran en carne propia el dolor de ellos.


Estoy pensando viajar a España. Cuando lo haga, me detendré en Roma, y luego de disfrutar de la compañía de ustedes por un breve tiempo, podrán ayudarme con lo necesario para mi viaje.


Aunque mi condición los tentaba a no aceptarme, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Todo lo contrario, me recibieron y me cuidaron como si yo fuera un ángel de Dios o incluso el mismo Cristo Jesús.


Cuando regresamos al barco al final de esa semana, toda la congregación, incluidos las mujeres y los niños, salieron de la ciudad y nos acompañaron a la orilla del mar. Allí nos arrodillamos, oramos


Cuando Pedro entró en la casa, Cornelio cayó a sus pies y lo adoró;


tomaron ramas de palmera y salieron al camino para recibirlo. Gritaban: «¡Alabado sea Dios! ¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor! ¡Viva el Rey de Israel!».


Espera con paciencia al Señor. Sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia.


David ahora se encontraba en gran peligro, porque todos sus hombres estaban muy resentidos por haber perdido a sus hijos e hijas, y comenzaron a hablar acerca de apedrearlo. Pero David encontró fuerzas en el Señor su Dios.


Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».


Entonces el Señor se enojó con Moisés y le dijo: —De acuerdo, ¿qué te parece tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla muy bien. ¡Mira! Ya viene en camino para encontrarte y estará encantado de verte.


Así que, amados hermanos, en medio de nuestras dificultades y sufrimientos hemos sido muy animados porque han permanecido firmes en su fe.


Así que, ¡gracias a Dios!, quien nos ha hecho sus cautivos y siempre nos lleva en triunfo en el desfile victorioso de Cristo. Ahora nos usa para difundir el conocimiento de Cristo por todas partes como un fragante perfume.


Durante aquellos días, cuando aproximadamente ciento veinte creyentes estaban juntos en un mismo lugar, Pedro se puso de pie y se dirigió a ellos:


Entonces Pedro invitó a los hombres a quedarse para pasar la noche. Al siguiente día, fue con ellos, acompañado por algunos hermanos de Jope.


La noticia de que los gentiles habían recibido la palabra de Dios pronto llegó a los apóstoles y a los demás creyentes de Judea.


El Espíritu Santo me dijo que los acompañara y que no me preocupara que fueran gentiles. Estos seis hermanos aquí presentes me acompañaron, y pronto entramos en la casa del hombre que había mandado a buscarnos.


Él les hizo señas para que se callaran y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. «Díganles a Santiago y a los demás hermanos lo que pasó», dijo. Y después se fue a otro lugar.


Allí encontramos a algunos creyentes, quienes nos invitaron a pasar una semana con ellos. Y así llegamos a Roma.


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