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Hechos 26:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces Agripa le dijo a Pablo: «Tienes permiso para hablar en tu defensa». Así que Pablo, haciendo una seña con la mano, comenzó su defensa:

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Biblia Reina Valera 1960

1 Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Agripa dijo a Pablo: 'Puedes hablar en tu defensa. Entonces Pablo extendió su mano y empezó a hablar así:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar° en tu favor. Pablo, entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Agripa, pues, le dijo a Pablo: 'Se te permite hablar en tu descargo'. Entonces Pablo, extendiendo la mano, comenzó su defensa.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:

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Hechos 26:1
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor le dijo: —Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles y a reyes, como también al pueblo de Israel;


«Me considero afortunado, rey Agripa, de que sea usted quien oye hoy mi defensa en contra de todas estas acusaciones que han hecho los líderes judíos,


—¿Es legal condenar a un hombre antes de darle la oportunidad de defenderse? —preguntó.


»Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir; les tendí la mano pero no me hicieron caso.


Pero, con respecto a Israel, Dios dijo: «Todo el día les abrí mis brazos, pero ellos fueron desobedientes y rebeldes».


Les hice ver que la ley romana no declara culpable a nadie sin antes tener un juicio. El acusado debe tener una oportunidad para que confronte a sus acusadores y se defienda.


«Hermanos y estimados padres —dijo Pablo—, escuchen mientras presento mi defensa».


El primero que habla en la corte parece tener la razón, hasta que comienza el interrogatorio.


Precipitarse a responder antes de escuchar los hechos es a la vez necio y vergonzoso.


Por eso te golpeé con mi puño y reduje tu territorio. Te entregué en manos de tus enemigos, los filisteos, y hasta ellos quedaron horrorizados ante tu conducta depravada.


A los reyes les hablaré de tu ley, y no me avergonzaré.


¡Pues no tiene sentido enviarle un prisionero al emperador sin especificar los cargos que hay en su contra!».


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