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Hechos 20:37 - Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Todos lloraban mientras lo abrazaban y le daban besos de despedida.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Entonces empezaron todos a llorar y le besaban abrazados a su cuello.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Entonces hubo un amargo llanto de todos, y echándose sobre el cuello de Pablo, lo besaban afectuosamente,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Hubo gran llanto por parte de todos, que, arrojándose a su cuello, lo besaban,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose sobre el cuello de Pablo, le besaban,

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Hechos 20:37
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Tengo muchos deseos de volver a verte porque no me olvido de tus lágrimas cuando nos separamos. Y me llenaré de alegría cuando estemos juntos otra vez.


Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más».


Saluden a todos los hermanos con un beso santo.


Todos los hermanos de aquí les envían saludos. Salúdense unos a otros con un beso santo.


Salúdense unos a otros con un beso santo. Todas las iglesias de Cristo les envían saludos.


»Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó.


Pues el Cordero que está en el trono será su Pastor. Él los guiará a manantiales del agua que da vida. Y Dios les secará cada lágrima de sus ojos.


Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría.


Cuando vieron a Job de lejos, apenas lo reconocieron. Con fuertes lamentos, rasgaron sus vestidos y echaron polvo al aire sobre sus cabezas en señal de dolor.


Mientras Esdras oraba y hacía esa confesión llorando y postrado rostro en tierra delante del templo de Dios, una gran multitud de Israel —hombres, mujeres y niños— se congregó y lloró amargamente con él.


«Acuérdate, oh Señor, que siempre te he sido fiel y te he servido con singular determinación, haciendo siempre lo que te agrada»; y el rey se echó a llorar amargamente.


Entonces David subió el camino que lleva al monte de los Olivos, llorando mientras caminaba. Llevaba la cabeza cubierta y los pies descalzos en señal de duelo. Las personas que iban con él también se cubrieron la cabeza y lloraban mientras subían el monte.


En cuanto se fue el niño, David salió de su escondite cerca del montón de piedras y se inclinó ante Jonatán tres veces, rostro en tierra. Mientras se abrazaban y se despedían, los dos lloraban, especialmente David.


José preparó su carro de guerra y viajó hasta Gosén para recibir a su padre Jacob. Cuando José llegó, corrió a los brazos de su padre y lloró sobre su hombro un largo rato.


Llorando de alegría, José abrazó a Benjamín, y Benjamín hizo lo mismo.


Eliseo dejó los bueyes donde estaban, salió corriendo detrás de Elías y le dijo: —Deje que primero me despida de mis padres con un beso y luego iré con usted. Elías respondió: —Regresa, pero piensa en lo que te hice.


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