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Hechos 18:21 - Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Al irse, sin embargo, dijo: «Si Dios quiere, regresaré». Entonces zarpó de Éfeso.

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Biblia Reina Valera 1960

21 sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 y se despidió de ellos con estas palabras: 'Si Dios quiere, volveré de nuevo por aquí. Y se fue de Efeso por mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 y se despidió de ellos diciéndoles: Regresaré a vosotros si Dios quiere.° Y zarpó de Éfeso.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 sino que, diciéndoles al despedirse: 'Volveré a vosotros de nuevo, si Dios quiere', partió de Éfeso.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde la fiesta que viene, en Jerusalén; mas otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.

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Hechos 18:21
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero iré —y pronto— si el Señor me lo permite, y entonces comprobaré si esos arrogantes solo dan discursos pretenciosos o de verdad tienen el poder de Dios.


Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello».


Así que, si Dios quiere, avanzaremos hacia un mayor entendimiento.


Entonces, por la voluntad de Dios, podré ir a verlos con un corazón alegre, y nos alentaremos unos a otros.


Algo que siempre pido en oración es que, Dios mediante, se presente la oportunidad de ir por fin a verlos.


Pablo había decidido navegar sin detenerse en Éfeso porque no quería pasar más tiempo en la provincia de Asia. Se apresuraba a llegar a Jerusalén, de ser posible, para el Festival de Pentecostés.


Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien —si eso es lo que Dios quiere— ¡que sufrir por hacer el mal!


Amados hermanos, termino mi carta con estas últimas palabras: estén alegres. Crezcan hasta alcanzar la madurez. Anímense unos a otros. Vivan en paz y armonía. Entonces el Dios de amor y paz estará con ustedes.


Esta vez no quiero hacerles una visita corta nada más y luego seguir mi viaje. Deseo ir y quedarme un tiempo si el Señor me lo permite.


Al ver que era imposible convencerlo, nos dimos por vencidos y dijimos: «Que se haga la voluntad del Señor».


Tiempo después Pablo se vio obligado por el Espíritu a pasar por Macedonia y Acaya antes de ir a Jerusalén. «Y, después de eso —dijo—, ¡tengo que ir a Roma!».


deben abstenerse de comer alimentos ofrecidos a ídolos, de consumir sangre o la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Si hacen esto, harán bien. Adiós».


Otro dijo: —Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia.


Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».


»Celebra la Pascua en honor al Señor tu Dios cada año, a comienzos de la primavera, en el mes de abib, porque ese fue el mes en que el Señor tu Dios te sacó de la tierra de Egipto durante la noche.


Después de despedirse de la gente, subió a las colinas para orar a solas.


Primero se detuvieron en el puerto de Éfeso, donde Pablo dejó a los demás. Mientras estuvo en Éfeso, fue a la sinagoga para razonar con los judíos.


Le pidieron que se quedara más tiempo, pero él se negó.


Mientras tanto, un judío llamado Apolos —un orador elocuente que conocía bien las Escrituras— llegó a Éfeso desde la ciudad de Alejandría, en Egipto.


Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo viajó por las regiones del interior hasta que llegó a Éfeso, en la costa, donde encontró a varios creyentes.


Esta historia corrió velozmente por toda Éfeso, entre judíos y griegos por igual. Un temor solemne descendió sobre la ciudad, y el nombre del Señor Jesús fue honrado en gran manera.


(Pues más temprano ese mismo día lo habían visto en la ciudad con Trófimo, un gentil de Éfeso, y supusieron que Pablo lo había llevado al templo).


¿Y qué valor hubo en luchar contra las fieras salvajes —esa gente de Éfeso— si no habrá resurrección de los muertos? Y si no hay resurrección, «¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!».


Mientras tanto, seguiré aquí, en Éfeso, hasta el Festival de Pentecostés.


Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta al pueblo santo de Dios en Éfeso, fieles seguidores de Cristo Jesús.


que decía: «Escribe en un libro todo lo que veas y envíalo a las siete iglesias que están en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».


»Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Éfeso. Este es el mensaje de aquel que tiene las siete estrellas en la mano derecha, del que camina en medio de los siete candelabros de oro:


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