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Hechos 12:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Finalmente Pedro volvió en sí. «¡De veras es cierto! —dijo—. ¡El Señor envió a su ángel y me salvó de Herodes y de lo que los líderes judíos tenían pensado hacerme!».

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Biblia Reina Valera 1960

11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Entonces Pedro volvió en sí y dijo: 'Ahora no cabe duda: el Señor ha enviado a su ángel para rescatarme de las manos de Herodes y de todo lo que proyectaban los judíos contra mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo de verdad que el Señor envió su ángel, y me ha rescatado de la mano de Herodes, y de toda la expectación del pueblo de los judíos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Vuelto en sí Pedro, dijo: 'Ahora realmente caigo en la cuenta de que ha enviado el Señor su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de toda la expectación del pueblo judío'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo en verdad que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.

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Hechos 12:11
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su majestad.


Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios.


Como ven, el Señor sabe rescatar de las pruebas a todos los que viven en obediencia a Dios, al mismo tiempo que mantiene castigados a los perversos hasta el día del juicio final.


Pues el ángel del Señor es un guardián; rodea y defiende a todos los que le temen.


pero un ángel del Señor llegó de noche, abrió las puertas de la cárcel y los sacó. Luego les dijo:


»Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre!


Pero el Señor vela por los que le temen, por aquellos que confían en su amor inagotable.


De repente, una luz intensa iluminó la celda y un ángel del Señor se puso frente a Pedro. El ángel lo golpeó en el costado para despertarlo y le dijo: «¡Rápido! ¡Levántate!». Y las cadenas cayeron de sus muñecas.


—¡Miren! —gritó Nabucodonosor—. ¡Yo veo a cuatro hombres desatados que caminan en medio del fuego sin sufrir daño! ¡Y el cuarto hombre se parece a un dios!


Pues él está junto al necesitado, listo para salvarlo de quienes lo condenan.


¡Ustedes, los que aman al Señor, odien el mal! Él protege la vida de sus justos y los rescata del poder de los perversos.


David entonó este cántico al Señor el día que el Señor lo rescató de todos sus enemigos y de Saúl.


El Señor los protege y los mantiene con vida; los prospera en la tierra y los rescata de sus enemigos.


Pero el Señor redimirá a los que le sirven; ninguno que se refugie en él será condenado.


»Mis siervos nunca han dicho: “Él dejó que otros pasaran hambre”.


Los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen el corazón totalmente comprometido con él. ¡Qué necio has sido! ¡De ahora en adelante estarás en guerra!».


Por lo tanto, los ángeles solo son sirvientes, espíritus enviados para cuidar a quienes heredarán la salvación.


Pasaron dos años así, y Félix fue sucedido por Porcio Festo. Y, como Félix quería ganarse la aceptación del pueblo judío, dejó a Pablo en prisión.


Te rescatará de seis desastres; aun en el séptimo, te guardará del mal.


Al instante, Abimelec mandó llamar a Isaac y exclamó: —¡Es evidente que ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”? —Porque tuve temor de que alguien me matara para quitármela —contestó Isaac.


Entonces el Señor le dijo a Abraham: —¿Por qué se rio Sara y dijo: “¿Acaso puede una mujer vieja como yo tener un bebé?”?


Después el Señor dijo a Abram: «Ten por seguro que tus descendientes serán extranjeros en una tierra ajena, donde los oprimirán como esclavos durante cuatrocientos años;


Entonces Festo, queriendo complacer a los judíos, le preguntó: —¿Estás dispuesto a ir a Jerusalén y ser juzgado ante mí allá?


Los rescata de la muerte y los mantiene con vida en tiempos de hambre.


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