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Hebreos 9:27 - Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Y así como cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio,

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Biblia Reina Valera 1960

27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Los hombres mueren una sola vez, y después viene para ellos el juicio;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Y tal como está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Y así como es destino de los hombres morir una sola vez y, tras de esto, el juicio,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 Y de la manera que está establecido a los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio;

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Hebreos 9:27
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal.


Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.


Dios nos juzgará por cada cosa que hagamos, incluso lo que hayamos hecho en secreto, sea bueno o sea malo.


Todos moriremos algún día. Nuestra vida es como agua derramada en el suelo, la cual no se puede volver a juntar. Pero Dios no arrasa con nuestra vida, sino que idea la manera de traernos de regreso cuando hemos estado separados de él.


Pues él ha fijado un día para juzgar al mundo con justicia por el hombre que él ha designado, y les demostró a todos quién es ese hombre al levantarlo de los muertos».


Los que están vivos al menos saben que un día van a morir, pero los muertos no saben nada. Ya no reciben más recompensas, y nadie los recuerda.


para ejecutar juicio sobre la gente de este mundo. Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos que cada uno haya hecho y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra él».


En presencia de Dios y de Cristo Jesús —quien un día juzgará a los vivos y a los muertos cuando venga para establecer su reino— te pido encarecidamente:


Gente joven: ¡la juventud es hermosa! Disfruten de cada momento de ella. Hagan todo lo que quieran hacer, ¡no se pierdan nada! Pero recuerden que tendrán que rendirle cuentas a Dios de cada cosa que hagan.


Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron.


Ambos terminan en el mismo lugar: del polvo vienen y al polvo vuelven.


Tú has determinado la duración de nuestra vida. Tú sabes cuántos meses viviremos, y no se nos concederá ni un minuto más.


Así que no juzguen a nadie antes de tiempo, es decir, antes de que el Señor vuelva. Pues él sacará a la luz nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras intenciones más íntimas. Entonces Dios le dará a cada uno el reconocimiento que le corresponda.


Ustedes tampoco necesitan más enseñanza acerca de los bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.


Nadie puede vivir para siempre; todos morirán. Nadie puede escapar del poder de la tumba. Interludio


Y sé que me envías a la muerte, el destino de todos los que viven.


»Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive, y un día por fin estará sobre la tierra.


Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.


Pero eres terco y te niegas a arrepentirte y abandonar tu pecado, por eso vas acumulando un castigo terrible para ti mismo. Pues se acerca el día de la ira, en el cual se manifestará el justo juicio de Dios.


Todo lo que hagas, hazlo bien, pues cuando vayas a la tumba no habrá trabajo ni proyectos ni conocimiento ni sabiduría.


Con el sudor de tu frente obtendrás alimento para comer hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado. Pues fuiste hecho del polvo, y al polvo volverás».


Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar.


Solo queda la terrible expectativa del juicio de Dios y el fuego violento que consumirá a sus enemigos.


y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto. Por lo tanto, no tendremos temor en el día del juicio, sino que podremos estar ante Dios con confianza, porque vivimos como vivió Jesús en este mundo.


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