Hebreos 9:25 - Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁵ y no entró en el cielo para ofrecerse a sí mismo una y otra vez, como lo hace el sumo sacerdote aquí en la tierra, que entra en el Lugar Santísimo año tras año con la sangre de un animal.

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Biblia Reina Valera 1960

²⁵ y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁵ El no tuvo que sacrificarse repetidas veces, a diferencia del sumo sacerdote que vuelve todos los años con una sangre que no es la suya;'

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁵ Y no para ofrecerse repetidamente a sí mismo, tal como entra el sumo sacerdote en el lugar santísimo cada año con sangre ajena;

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁵ Ni tiene que ofrecerse muchas veces, como el sumo sacerdote, que entra, año tras año, en el 'lugar santísimo' con sangre ajena;

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

²⁵ Y no para ofrecerse muchas veces a sí mismo, como entra el sumo sacerdote en el lugar santísimo cada año con sangre ajena;

Hebreos 9:25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា

Hebreos 9:12

Con su propia sangre —no con la sangre de cabras ni de becerros— entró en el Lugar Santísimo una sola vez y para siempre, y aseguró nuestra redención eterna.

Hebreos 9:7

Pero solo el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo y lo hacía una sola vez al año; y siempre ofrecía sangre por sus propios pecados y por los pecados que el pueblo cometía por ignorancia.

Hebreos 9:14

Imagínense cuánto más la sangre de Cristo nos purificará la conciencia de acciones pecaminosas para que adoremos al Dios viviente. Pues por el poder del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio perfecto por nuestros pecados.

Hebreos 10:19

Así que, amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús.

Hebreos 9:26

Si eso hubiera sido necesario, Cristo tendría que haber sufrido la muerte una y otra vez, desde el principio del mundo; pero ahora, en el fin de los tiempos, Cristo se presentó una sola vez y para siempre para quitar el pecado mediante su propia muerte en sacrificio.

Hebreos 10:10

Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre.

Éxodo 30:10

»Una vez al año, Aarón deberá purificar el altar untando los cuernos con sangre de la ofrenda que se hace para purificar al pueblo de su pecado. Esta ceremonia se llevará a cabo todos los años, de generación en generación, porque ese altar es el más santo del Señor».

Hebreos 9:2

Ese tabernáculo estaba formado por dos salas. En la primera sala había un candelabro, una mesa y los panes consagrados sobre ella. Esta sala se llamaba Lugar Santo.