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Hebreos 8:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes, diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Nadie tendrá ya que enseñar a su compatriota o a su hermano diciéndoles: 'Conoce al Señor', porque todos me conocerán, desde el más chico al más grande.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y ninguno enseñará a su conciudadano,° Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor, Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 No tendrá ya que enseñarse uno a otro, ni una persona a otra, diciéndole: 'Conoce al Señor'; porque todos ellos me conocerán, desde el más pequeño al más grande,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor: Porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor.

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Hebreos 8:11
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande —dice el Señor—. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados».


Yo les enseñaré a todos tus hijos, y ellos disfrutarán de una gran paz.


Como dicen las Escrituras: “A todos les enseñará Dios”. Todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.


Ustedes han recibido al Espíritu Santo, y él vive dentro de cada uno de ustedes, así que no necesitan que nadie les enseñe lo que es la verdad. Pues el Espíritu les enseña todo lo que necesitan saber, y lo que él enseña es verdad, no mentira. Así que, tal como él les ha enseñado, permanezcan en comunión con Cristo.


Les daré un corazón que me reconozca como el Señor. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón.


Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento, para que podamos conocer al Dios verdadero. Y ahora vivimos en comunión con el Dios verdadero porque vivimos en comunión con su Hijo, Jesucristo. Él es el único Dios verdadero y él es la vida eterna.


Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, a menudo se referían a él como «el Grande, el Poder de Dios».


Así como las aguas llenan el mar, la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor.


»Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues el Señor ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre.


Vendrá gente de muchas naciones y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas». Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra.


De ese modo, sabrán que yo, el Señor su Dios, estoy con ellos y sabrán que ellos —los israelitas— son mi pueblo, dice el Señor Soberano.


»Y tú, Esdras, usa la sabiduría que tu Dios te ha dado a fin de nombrar magistrados y jueces que conozcan las leyes de tu Dios, para que gobiernen a toda la gente de la provincia situada al occidente del río Éufrates. Enseña la ley a todo el que no la conozca.


Ezequías les dio ánimo a todos los levitas en cuanto a la habilidad que demostraban mientras servían al Señor. La celebración continuó durante siete días y se sacrificaron ofrendas de paz, y la gente le dio gracias al Señor, Dios de sus antepasados.


Tomaré a este remanente de Judá —los que estaban resueltos a venir y vivir en Egipto— y los consumiré. Caerán aquí en Egipto, muertos por guerra y hambre. Todos morirán, desde el menos importante hasta el más importante. Serán objeto de condenación, de horror, de maldición y de burla.


Desde el menos importante hasta el más importante, sus vidas están dominadas por la avaricia. Desde los profetas hasta los sacerdotes, todos son unos farsantes.


Entonces los líderes militares, incluidos Johanán, hijo de Carea, y Jezanías, hijo de Osaías, junto con todo el pueblo, desde el menos importante hasta el más importante, se acercaron a


Así que él mandó a buscar a Johanán, hijo de Carea, a los demás líderes militares y a todo el pueblo, desde el menos importante hasta el más importante.


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