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Hageo 1:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 «¿Por qué viven ustedes en casas lujosas mientras mi casa permanece en ruinas?».

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Biblia Reina Valera 1960

4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 ¿Cómo es posible que ustedes se queden en sus casas bien construidas, mientras esta Casa es un montón de escombros?

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¿Acaso es tiempo de que vosotros, especialmente vosotros, habitéis en casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 '¡Para vosotros, sí ha llegado el momento de vivir en vuestras casas artesonadas, mientras este templo se halla en ruinas!'

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de morar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?

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Hageo 1:4
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

el rey mandó llamar al profeta Natán. —Mira —le dijo David—, yo vivo en un hermoso palacio de cedro, ¡mientras que el arca de Dios está allá afuera en una carpa!


Todos los demás solo se ocupan de sí mismos y no de lo que es importante para Jesucristo,


Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres; y cuando trajeron la cosecha a su casa, yo la hice desaparecer con un soplo. ¿Por qué? Porque mi casa está en ruinas, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, mientras ustedes se ocupan de construir sus elegantes casas.


Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.


Quemó por completo el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes de la ciudad.


Por causa de ustedes, el monte Sion quedará arado como un campo abierto; ¡Jerusalén será reducida a escombros! Un matorral crecerá en las cumbres, donde ahora se encuentra el templo.


¡Cómo perdió su brillo el oro! Hasta el oro más preciado se volvió opaco. ¡Las piedras preciosas sagradas yacen esparcidas en las calles!


El Señor rechazó su propio altar; desprecia su propio santuario. Entregó los palacios de Jerusalén a sus enemigos. Ellos gritan en el templo del Señor como si fuera un día de celebración.


»Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: esta tierra —a pesar de que ahora está desolada y no tiene gente ni animales— tendrá otra vez pastizales donde los pastores podrán llevar los rebaños.


»Esto dice el Señor: ustedes dijeron: “Esta es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”. Sin embargo, en las calles desiertas de Jerusalén y de las otras ciudades de Judá volverán a oírse


Dijeron: «Recuerden cuando Miqueas de Moreset profetizaba durante el reinado de Ezequías de Judá. Él le dijo al pueblo de Judá: “Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: ‘El monte Sion quedará arado como un campo abierto; ¡Jerusalén será reducida a escombros! Un matorral crecerá en las cumbres, donde ahora se encuentra el templo’”.


entonces destruiré este templo así como destruí a Silo, el lugar donde estaba el tabernáculo. Y haré que Jerusalén se convierta en objeto de maldición en cada nación de la tierra’”».


Pues tu pueblo ama cada piedra de sus murallas y atesora hasta el polvo de sus calles.


Redujeron tu santuario a cenizas; profanaron el lugar que lleva tu nombre.


quien me dijo que se lo transmitiera a los israelitas. Esto dice el Señor Soberano: “Contaminaré mi templo, que es fuente de seguridad y orgullo para ustedes, el lugar en el que se deleita su corazón. Los hijos y las hijas que dejaron en Judá serán masacrados a espada.


Dice: “Construiré un palacio magnífico con habitaciones enormes y muchas ventanas. Lo revestiré con cedro fragante y lo pintaré de un rojo agradable”.


Entonces el Señor envió el siguiente mensaje por medio del profeta Hageo:


Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «¡Miren lo que les está pasando!


Por último, en el quinto año podrás comer el fruto. Si lo haces de esta manera, tu cosecha aumentará. Yo soy el Señor tu Dios.


Pero Eliseo le preguntó: —¿No te das cuenta de que yo estaba allí en espíritu cuando Naamán bajó de su carro de guerra para ir a tu encuentro? ¿Acaso es momento de recibir dinero y ropa, olivares y viñedos, ovejas y ganado, sirvientes y sirvientas?


Un tiempo para matar y un tiempo para sanar. Un tiempo para derribar y un tiempo para construir.


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