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Génesis 37:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 —Ve a ver cómo están tus hermanos y los rebaños —dijo Jacob—. Luego vuelve aquí y tráeme noticias de ellos. Así que Jacob despidió a José, y él viajó hasta Siquem desde su casa, en el valle de Hebrón.

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Biblia Reina Valera 1960

14 E Israel le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Y lo envió del valle de Hebrón, y llegó a Siquem.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Su padre le dijo: 'Anda a ver cómo está el rebaño y cómo se encuentran tus hermanos, y ven después a contármelo. Lo envió, pues, desde el valle de Hebrón, y José fue a Siquem.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y él le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo se encuentra el rebaño, y tráeme un informe. Así lo envió desde el valle de Hebrón, y llegó a Siquem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Le dijo su padre: 'Vete a ver cómo están tus hermanos y el rebaño, y me lo cuentas cuando vuelvas'. Lo envió desde el valle de Hebrón, y José llegó a Siquén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Y él le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están los rebaños, y tráeme la respuesta. Y lo envió del valle de Hebrón, y llegó a Siquem.

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Génesis 37:14
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces Jacob regresó a la casa de su padre Isaac en Mamre, que está cerca de Quiriat-arba (actualmente llamada Hebrón), donde Abraham e Isaac vivieron como extranjeros.


«¡Cómo quisiera que hoy tú, entre todos los pueblos, entendieras el camino de la paz! Pero ahora es demasiado tarde, y la paz está oculta a tus ojos.


Pero expulsa a los que recurren a caminos torcidos, oh Señor; llévatelos junto con aquellos que hacen el mal. ¡Que Israel tenga paz!


Y trabajen por la paz y prosperidad de la ciudad donde los envié al destierro. Pidan al Señor por la ciudad, porque del bienestar de la ciudad dependerá el bienestar de ustedes”.


Que Joab y sus descendientes sean por siempre culpables de la sangre de ellos, y que el Señor conceda paz a David, a sus descendientes, a su dinastía y a su trono para siempre».


—¿Qué me dices del joven Absalón? —preguntó el rey—. ¿Se encuentra bien? Y el etíope contestó: —¡Que todos sus enemigos, mi señor el rey, ahora y en el futuro, corran con la misma suerte de ese joven!


Entonces Josué bendijo a Caleb, hijo de Jefone, y le dio Hebrón como su asignación de tierra.


Yendo al norte, atravesaron el Neguev y llegaron a Hebrón donde vivían Ahimán, Sesai y Talmai, todos descendientes de Anac. (La antigua ciudad de Hebrón fue fundada siete años antes de la ciudad egipcia de Zoán).


—No está en mis manos el poder para hacerlo —respondió José—, pero Dios puede decirle lo que su sueño significa y darle tranquilidad.


—¿Y él está bien? —preguntó Jacob. —Sí, está bien —contestaron—. Mire, ahí viene su hija Raquel con los rebaños.


Sara murió en Quiriat-arba (actualmente se llama Hebrón), en la tierra de Canaán. Allí Abraham hizo duelo y lloró por ella.


Entonces Abram mudó su campamento a Hebrón y se estableció cerca del robledo que pertenecía a Mamre, y allí construyó otro altar al Señor.


(Antiguamente Hebrón se llamaba Quiriat-arba. Llevaba el nombre de Arba, un gran héroe de los descendientes de Anac). Y la tierra descansó de la guerra.


Después Abraham enterró a su esposa, Sara, allí en Canaán, en la cueva de Macpela, cerca de Mamre (también llamado Hebrón).


Cuando José llegó a Siquem, un hombre de esa zona lo encontró dando vueltas por el campo. —¿Qué buscas? —le preguntó.


Hebrón todavía pertenece a los descendientes de Caleb, hijo de Jefone, el cenezeo, porque él siguió al Señor, Dios de Israel, con todo su corazón.


Judá marchó contra los cananeos en Hebrón (antiguamente llamada Quiriat-arba) y derrotó a las fuerzas de Sesai, Ahimán y Talmai.


Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo estaban Joab y el ejército, y cómo marchaba la guerra.


Después de saludarlos, él les preguntó: —¿Cómo está su padre, el anciano del que me hablaron? ¿Todavía vive?


David dejó sus cosas con el hombre que guardaba las provisiones y se apresuró a ir hacia las filas para saludar a sus hermanos.


Todos los días, Mardoqueo daba un paseo cerca del patio del harén para averiguar cómo estaba Ester y qué le sucedía.


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