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Génesis 32:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 No soy digno de todo el amor inagotable y de la fidelidad que has mostrado a mí, tu siervo. Cuando salí de mi hogar y crucé el río Jordán, no poseía más que mi bastón, ¡pero ahora todos los de mi casa ocupan dos grandes campamentos!

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Biblia Reina Valera 1960

10 menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Luego oró así: 'Yavé, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, tú me dijiste: Vuelve a tu patria, a la tierra de tus padres que yo seré bueno contigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Soy indigno de tus misericordias y de toda la fidelidad que has hecho a tu siervo, pues con mi cayado vadeé este Jordán y ahora estoy convertido en dos campamentos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Dijo Jacob: '¡Yahveh, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, que me dijiste: 'Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te colmaré de bienes!'

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 No soy digno de la más pequeña de todas las misericordias, y de toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi bordón pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos.

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Génesis 32:10
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Me has dado tu escudo de victoria. Tu mano derecha me sostiene; tu ayuda me ha engrandecido.


—Alabado sea el Señor, Dios de mi amo, Abraham —dijo—. El Señor ha mostrado amor inagotable y fidelidad a mi amo, porque me ha guiado directamente a los parientes de mi señor.


Entonces el rey David entró y se sentó delante del Señor y oró: «¿Quién soy yo, oh Señor Soberano, y qué es mi familia para que me hayas traído hasta aquí?


Del mismo modo, ustedes los más jóvenes tienen que aceptar la autoridad de los ancianos; y todos vístanse con humildad en su trato los unos con los otros, porque «Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes».


Ustedes hicieron que me comportara como un necio. Deberían estar escribiendo elogios acerca de mí, porque no soy de ninguna manera inferior a esos «superapóstoles», aun cuando no soy nada en absoluto.


De la misma manera, cuando ustedes me obedecen, deben decir: “Somos siervos indignos que simplemente cumplimos con nuestro deber”.


Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —Señor, por favor, aléjate de mí; soy un hombre tan pecador.


Nos mostrarás tu fidelidad y tu amor inagotable, como lo prometiste hace mucho tiempo a nuestros antepasados Abraham y Jacob.


Hablaré del amor inagotable del Señor; alabaré al Señor por todo lo que ha hecho. Me alegraré por su gran bondad con Israel, que le concedió según su misericordia y su amor.


Entonces dije: «¡Todo se ha acabado para mí! Estoy condenado, porque soy un pecador. Tengo labios impuros, y vivo en medio de un pueblo de labios impuros; sin embargo, he visto al Rey, el Señor de los Ejércitos Celestiales».


El camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor.


El amor inagotable y la verdad se encontraron; ¡la justicia y la paz se besaron!


Ellos se harán cada vez más fuertes, y cada uno se presentará delante de Dios en Jerusalén.


Que reine bajo la protección de Dios para siempre, y que tu amor inagotable y tu fidelidad lo cuiden.


Le dije al Señor: «¡Tú eres mi dueño! Todo lo bueno que tengo proviene de ti».


Sin embargo, los hiciste un poco menor que Dios y los coronaste de gloria y honor.


Los justos siguen avanzando, y los de manos limpias se vuelven cada vez más fuertes.


Aunque comenzaste con poco, terminarás con mucho.


Acuérdate del Señor tu Dios. Él es quien te da las fuerzas para obtener riquezas, a fin de cumplir el pacto que les confirmó a tus antepasados mediante un juramento.


Jacob quedó aterrado con la noticia. Entonces separó a los miembros de su casa en dos grupos, y también a los rebaños, a las manadas y a los camellos,


y ahora soy dueño de ganado, burros, rebaños de ovejas y de cabras, y muchos siervos, tanto varones como mujeres. He enviado a estos mensajeros por delante para informar a mi señor de mi llegada, con la esperanza de que me recibas con bondad”».


Como resultado, Jacob se hizo muy rico, con grandes rebaños de ovejas y cabras, siervas y siervos, y muchos camellos y burros.


Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido».


Entonces Abraham volvió a hablar: —Ya que he comenzado, permíteme decir algo más a mi Señor, aunque no soy más que polvo y cenizas.


Pronto David llegó a Mahanaim. A estas alturas, Absalón había movilizado a todo el ejército de Israel y estaba guiando a sus tropas a través del río Jordán.


«Oh Señor, Dios de mi amo, Abraham —oró—. Te ruego que hoy me des éxito y muestres amor inagotable a mi amo, Abraham.


En la parte superior de la escalera estaba el Señor, quien le dijo: «Yo soy el Señor, Dios de tu abuelo Abraham, y Dios de tu padre Isaac. La tierra en la que estás acostado te pertenece. Te la entrego a ti y a tu descendencia.


Entonces el Señor le dijo a Jacob: «Regresa a la tierra de tu padre y de tu abuelo, y a tus parientes de allí y yo estaré contigo».


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