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Génesis 31:36 - Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Entonces Jacob se enojó mucho y desafió a Labán. —¿Cuál es mi delito? —preguntó él—. ¿Qué mal he hecho para que me persigas como si fuera un criminal?

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Biblia Reina Valera 1960

36 Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Entonces Jacob se enojó y reprochó a Labán: '¿Cuál es mi delito? ¿Cuál ha sido mi pecado, para que así me persigas?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Entonces se encolerizó Jacob y recriminó a Labán. Tomó, pues, Jacob la palabra y dijo a Labán: ¿Cuál es mi transgresión o cuál mi pecado para que me persigas con tal ardor?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Entonces Jacob se encolerizó y recriminó a Labán. Tomó Jacob la palabra y dijo a Labán: '¿Qué crimen he cometido? ¿En qué he faltado para que me persigas con tanta saña?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

36 Entonces Jacob se enojó, y discutió con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Cuál es mi transgresión? ¿Cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución?

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Génesis 31:36
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados,


Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban, profundamente entristecido por la dureza de su corazón. Entonces le dijo al hombre: «Extiende la mano». Así que el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!


Los perversos huyen aun cuando nadie los persigue, pero los justos son tan valientes como el león.


pero el hombre de Dios se enojó con él y exclamó: —¡Tendrías que haber golpeado el piso cinco o seis veces! Así habrías vencido a Aram hasta destruirlo por completo. Ahora saldrás vencedor solamente tres veces.


Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! —dijo—. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor su Dios ¡y me sanara!


Entonces Moisés se enojó mucho y le dijo al Señor: «¡No aceptes sus ofrendas de grano! Yo no les he quitado ni siquiera un burro, ni jamás he lastimado a ninguno de ellos».


Maldito sea su enojo, porque es feroz; maldita sea su ira, porque es cruel. Los esparciré entre los descendientes de Jacob; los dispersaré por todo Israel.


Mientras tanto, los hijos de Jacob, al enterarse de lo ocurrido, regresaron del campo de inmediato. Quedaron horrorizados y llenos de furia cuando supieron que su hermana había sido violada. Siquem había cometido un acto vergonzoso contra la familia de Jacob, algo que nunca debió haber hecho.


Entonces Jacob se puso furioso con Raquel. —¿Acaso yo soy Dios? —le dijo—. ¡Él es el que no te ha permitido tener hijos!


ella le dijo a su padre: «Por favor, perdone, mi señor, si no me levanto ante usted. Es que estoy con mi período menstrual». Labán, pues, continuó su búsqueda, pero no pudo encontrar los ídolos de familia.


Has registrado todas mis pertenencias. ¡Muéstrame ahora lo que hayas encontrado que sea tuyo! Ponlo aquí delante de nosotros, a la vista de nuestros parientes, para que todos lo vean. ¡Que ellos juzguen entre nosotros!


El pueblo culpó a Moisés y dijo: «¡Si tan solo hubiéramos muerto con nuestros hermanos delante del Señor!


—¿Pero por qué tiene que morir? —le preguntó Jonatán a su padre—. ¿Qué ha hecho?


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