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Génesis 30:37 - Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Luego Jacob tomó algunas ramas verdes de álamo, de almendro y de plátano oriental, y las peló quitándoles tiras de la corteza, de modo que quedaran con rayas blancas.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Jacob se buscó entonces unas ramas verdes de chopo, almendro y plátano. Peló la corteza de las ramas haciendo franjas que dejaban al descubierto el blanco de la madera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Entonces Jacob tomó una vara verde de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ella unas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Se procuró Jacob varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, las descortezó en bandas blancas, dejando así al descubierto lo blanco de las varas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

37 Y Jacob tomó varas de álamo verdes y de avellano, y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas.

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Génesis 30:37
6 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ningún otro cedro del jardín de Dios podía hacerle competencia. Ningún ciprés tenía ramas como las suyas; ningún plátano oriental tenía ramas comparables. Ningún árbol del jardín de Dios tenía una belleza parecida.


quienes se los llevaron a una distancia de tres días de camino del lugar donde estaba Jacob. Mientras tanto, Jacob se quedó y cuidó del resto del rebaño de Labán.


Después puso esas ramas peladas en los bebederos donde los rebaños iban a tomar agua, porque era allí donde se apareaban;


Acuérdate de él antes de que tengas miedo de caerte y te preocupes de los peligros de la calle; antes de que el cabello se te ponga blanco como un almendro en flor y arrastres los pies sin energía como un saltamontes moribundo, y la alcaparra ya no estimule el deseo sexual. Acuérdate de él antes de que te falte poco para llegar a la tumba —tu hogar eterno— donde los que lamentan tu muerte llorarán en tu entierro.


Después el Señor me dijo: —¡Observa, Jeremías! ¿Qué es lo que ves? —Veo una rama de almendro —contesté.


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