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Génesis 19:24 - Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Enseguida el Señor hizo llover de los cielos fuego y azufre ardiente sobre Sodoma y Gomorra.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Entonces Yavé hizo llover del cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre ardiendo que venía de Yavé,

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entonces YHVH hizo llover desde los cielos sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de YHVH,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de Yahveh, desde el cielo,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra fuego y azufre de parte de Jehová desde el cielo;

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Génesis 19:24
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Exclamarán: “Toda esta tierra quedó devastada con azufre y sal. Es una tierra baldía, sin cultivos, donde no crece nada, ni siquiera un tallo de pasto. Es como las ciudades de Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim, las cuales el Señor destruyó en su intenso enojo”.


Babilonia, el más glorioso de los reinos, la flor del orgullo caldeo, será devastada como Sodoma y Gomorra cuando Dios las destruyó.


Asimismo no se olviden de Sodoma y Gomorra ni de las ciudades vecinas, las cuales estaban llenas de inmoralidad y de toda clase de perversión sexual. Esas ciudades fueron destruidas con fuego y sirven como advertencia del fuego eterno del juicio de Dios.


Tiempo después, Dios condenó las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a montones de cenizas. Las puso como ejemplo de lo que le sucederá a la gente que vive sin Dios.


«Destruí algunas de sus ciudades, así como destruí Sodoma y Gomorra. Ustedes que sobrevivieron parecían tizones rescatados del fuego; pero aun así, no se volvieron a mí», dice el Señor.


La destruiré tal como yo destruí a Sodoma, a Gomorra y a sus ciudades vecinas —dice el Señor—. Nadie vivirá allí; nadie la habitará.


Ahora, tan cierto como que yo vivo —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel—, Moab y Amón serán destruidos, aniquilados por completo, igual que Sodoma y Gomorra. Su tierra será un lugar de ortigas, de pozos de sal y de desolación eterna. El remanente de mi pueblo los saqueará y tomará su tierra».


La culpa de mi pueblo es mayor que la de Sodoma, donde, en un instante, cayó el desastre total y nadie ofreció ayuda.


Que lo destruyan como a las ciudades de la antigüedad que el Señor derribó sin misericordia. Asústenlo todo el día con gritos de batalla,


Los hogares de los malvados se quemarán por completo; azufre ardiente llueve sobre sus casas.


»Oh, Israel, ¿cómo podría abandonarte? ¿Cómo podría dejarte ir? ¿Cómo podría destruirte como a Adma o demolerte como a Zeboim? Mi corazón está desgarrado dentro de mí y mi compasión se desborda.


Será como la destrucción de Sodoma, Gomorra y sus ciudades vecinas —dice el Señor—. Nadie vivirá allí; nadie la habitará.


Si el Señor de los Ejércitos Celestiales no hubiera perdonado la vida a unos cuantos entre nosotros, habríamos sido exterminados como Sodoma y destruidos como Gomorra.


Hará llover carbones encendidos y azufre ardiente sobre los malvados, y los castigará con vientos abrasadores.


Les aseguro que, el día del juicio, le irá mejor a la perversa Sodoma que a ese pueblo.


tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha servido sin diluir en la copa del furor de Dios. Ellos serán atormentados con fuego y azufre ardiente en presencia de los ángeles santos y del Cordero.


Lot miró con detenimiento las fértiles llanuras del valle del Jordán en dirección a Zoar. Toda esa región tenía abundancia de agua, como el jardín del Señor o la hermosa tierra de Egipto. (Esto ocurrió antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra).


Entonces Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot movió sus carpas a un lugar cerca de Sodoma y se estableció entre las ciudades de la llanura.


«¿Ocultaré mis planes a Abraham? —preguntó el Señor—.


Lot llegó a la aldea justo cuando el sol salía en el horizonte.


Así que Moisés levantó su vara al cielo, y el Señor envió truenos y granizo, y cayeron rayos hacia la tierra. El Señor descargó una terrible granizada sobre toda la tierra de Egipto.


Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó otro con esta noticia: «Cayó del cielo el fuego de Dios y calcinó a las ovejas y a todos los pastores; yo soy el único que escapó para contárselo».


Tofet, el lugar de incineración, hace tiempo que está preparado para el rey asirio; la pira tiene un gran montón de leña. El aliento del Señor, como fuego de volcán, la encenderá.


El Señor convertirá en polvo la lluvia que riega tu tierra, y el polvo caerá del cielo hasta que quedes destruido.


»Entonces las generaciones futuras, tanto tus descendientes como los extranjeros que vengan de tierras lejanas, verán la devastación de tu tierra y las enfermedades con las que el Señor la aflige.


¡Pero ahora veo que los profetas de Jerusalén son aún peores! Cometen adulterio y les encanta la deshonestidad. Alientan a los que hacen lo malo para que ninguno se arrepienta de sus pecados. Estos profetas son tan perversos como lo fue la gente de Sodoma y Gomorra».


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